Avalokiteshvara ―Chenrezig en tibetano― es el Buddha de la Compasión. Etimológicamente significa “el señor que mira hacia abajo, que aprecia y toma en cuenta a todos los seres”. También conocido como Padma Pami, el que sostiene la flor de loto.
Contenidos
- Avalokiteshvara: Buddha de la Compasión
- La importancia de la compasión
- ¿Qué representa su imagen-forma?
- El mantra de seis sílabas
- La práctica
1. Avalokiteshvara: Buddha de la Compasión
a. ¿Un buddha o un bodhisattva?
En algunos lugares leemos que Avalokiteshvara es un buddha y en otros un bodhisattva ¿por qué?
Dentro del budismo majayana se distingue entre el paramitayana y el vajrayana. Desde el punto de vista del paramitayana, Avalokiteshvara representa al más popular de los ocho bodhisattvas principales. Aparece, por ejemplo, como discípulo del Buddha Shakyamuni en El Sutra del Corazón. Motivado por la compasión, hizo el gran voto de escuchar y atender los ruegos de todos los seres sensibles en momentos de dificultad y posponer su propia budeidad hasta haber ayudado a cada ser sobre la tierra a alcanzar el nirvana. Pero visto desde el vajrayana, Avalokiteshvara es un buddha completamente iluminado con sus cualidades resultantes ―enfatizando la compasión―.
b. Los tres cuerpos del Buddha
Sin profundizar en la filosofía que lo sustenta, al principio hay aspectos que nos cuesta entender desde una mente dual y aferrada a conceptos. Según el majayana, el Buddha tiene tres cuerpos ―kayas―, lo que no quiere decir que sean tres entidades independientes. Una analogía para ver la relación entre los tres kayas podría ser contemplar la relación del cielo con las nubes y la lluvia.
Todos los buddhas tienen acceso al estado de budeidad o cuerpo sin forma de la verdad, dharmakaya. Dependiendo del nivel del practicante ―y no antes del décimo bhumi―, sus votos, cualidades, etc., el Buddha absoluto manifiesta un cuerpo de luz y gozo, sambhogakaya, que expresa emanaciones en cuerpos físicos con forma, nirmanakaya, tal y como los percibimos cotidianamente con una mente ordinaria.
Así, Avalokiteshvara sería una manifestación del sambhogakaya, mientras que, por ejemplo, Sachen Kunga Nyingpo ―primer fundador de la Tradición Sakya―, Gurú Rinpoché o S. S. el Dalái Lama son considerados emanaciones de Avalokiteshvara en forma de nirmanakaya, para que los humanos podamos avanzar en el camino.
Pensemos que, motivados por la compasión, los buddhas pueden aparecer en cualquier forma para beneficiar a los seres, en función de su intelecto y necesidades kármicas, sea como humanos, en forma de libro, una figura de Buddha, un animal o un puente. Especialmente los buddhas emanan figuras búdicas para ser representaciones de aspectos de la budeidad, por ejemplo, Avalokiteshvara, la compasión, o Mañyushri, la sabiduría.
Si estos conceptos te resultan nuevos o confusos, a mí me ayuda, y quizá a ti también, reflexionar e investigar sobre la ‘verdad’ de todas las apariencias y sobre cómo surgen las cosas ―y conceptos― en nuestra actividad mental. ¿Con qué nivel de confianza imputamos ‘realidad’ a las experiencias y creencias que surgen en la mente?
2. La importancia de la compasión
La compasión debería ser la motivación genuina de la práctica. Es esencial al principio, durante y al final del camino. Y así lo resume Chandrakirti en el Madhyamakavatara. “La compasión, por sí sola, es la primera semilla para la abundante cosecha de la budeidad. También es el agua de su crecimiento. Y, por último, es lo que madura como un estado de gozo duradero. Por lo tanto, desde el principio, comienzo alabando a la compasión”.
También allí se dice que la compasión es lo más importante porque de ella y de la sabiduría nacen los bodhisattvas, y de estos nacen los buddhas, por lo que sin compasión no habría buddhas ni enseñanzas.
Tras las cuatro reflexiones que giran la mente hacia el Dharma, la compasión aparece desde el principio del entrenamiento a través de los cuatro pensamientos inconmensurables: amor, compasión, regocijo y ecuanimidad.
Definimos la compasión como el “deseo genuino de que todos los seres estén libres del sufrimiento y las causas del sufrimiento”. Y todos son todos, no solo nuestros preferidos, amigos y vecinos, sino todos los seres de todos los reinos de todos los tiempos. No solo los que ahora mismo sufren, sino los que se enredan en las causas del sufrimiento futuro. Lo mejor sería darles el néctar del Dharma que corta de raíz la razón del sufrimiento ―ignorancia, aferramiento, aversión― y para ello nos entrenamos.
La gran compasión no se enreda sentimentalmente ni es angustia o lamento porque está dotada de la sabiduría que comprende cómo y porqué se sufre, dándonos la capacidad para actuar de una manera realista y efectiva
― Khenpo Rinchen Gyaltsen, curso Las Tres Visiones
En el primer giro de enseñanzas, el Buddha presenta las cuatro nobles verdades: la verdad del sufrimiento, las causas de ese sufrimiento, el cese de las causas y el camino que nos lleva al logro total. Desde esta perspectiva, al principio del camino, cuando hay comprensión de estas verdades, se dice que la compasión nace de la renuncia. Todos estamos de alguna manera en esa rueda de sufrimiento. Como principiantes, la compasión nace de ver, sentir y comprender nuestro sufrimiento y el de los otros.
Desde la perspectiva del segundo giro del Dharma, la compasión se cultiva con la visión de falta de existencia inherente de uno mismo y los fenómenos. Y desde el tercer giro, la compasión está presente en la naturaleza búdica ―temporalmente obstruida, velada― y se va manifestando como (ya) es a lo largo del camino.
Hay muchos seres con tanto sufrimiento burdo que es lo único que consideran como tal, pero en función del estado de conciencia existen distintos niveles de sufrimiento y de compasión, aunque como principiantes debemos entrenarnos en el primer tipo.
Niveles de sufrimiento | Niveles de compasión |
Sufrimiento del dolor y el cambio | Enfocada en los seres que sufren |
Sufrimiento de la existencia condicionada | Enfocada en los agregados |
No sufrimiento | Compasión sin enfoque (sin objeto) |
La compasión aquí no es ‘padecer con’ el otro, no solo es ver el sufrimiento y querer ayudar, debe ir acompañada de sabiduría. Ambas ―sabiduría y compasión― son como las dos alas de un pájaro. El camino espiritual es elevar compasión ―método, mérito― y sabiduría. La compasión, como el amor, debe discernir. Compasión sin discriminación no es compasión sin discernimiento.
La compasión se vuelve mucho más fuerte cuando te das cuenta de la vacuidad, que es nirvana y, de ese modo, reconoces que la raíz del sufrimiento de los otros, en realidad, puede ser eliminada. De lo contrario, si sientes que ese sufrimiento es ineludible, simplemente te sientes triste, diciendo “¡qué lástima!”
― S. S. el Dalái Lama
3. ¿Qué representa su imagen-forma?
A nuestro nivel, la imagen es un medio hábil para entrenarnos, tener presentes diferentes cualidades o aspectos del camino espiritual que necesitamos comprender y alcanzar para una verdadera transformación.
Arriba, en la primera imagen, Avalokiteshvara aparece de color blanco resplandeciente, representando la pureza. Tiene cuatro brazos que simbolizan los cuatro pensamientos inconmensurables. Los adornos ―corona, pendientes, collar, pulsera, cinturón, tobilleras― son las seis paramitas. Su mano derecha sostiene un mala que simboliza la compasión ―el método―; y la izquierda, una flor de loto que representa la sabiduría ―joya en el loto, Mani Padme―. Sus otras dos manos están unidas a la altura del corazón y sostienen la joya ―Chintamani― que concede los deseos y lo transmuta todo; representa el altruismo perfecto y la bodhichitta.
Como elixir supremo de los alquimista
toma este cuerpo impuro y lo transforma
en el cuerpo inestimable y valioso de un buda
¡Asid, pues, firmemente la bodhichitta!
— Shantideva, La Práctica del Bodisatva, 1/10
Atendiendo a la fuerza y determinación de su voto y promesa de ayudar a todos, se dice que Amithaba le dio cuatro, ocho, mil brazos, once cabezas… así existen otras formas del Buddha de la Compasión:
Avalokiteshvara de Mil Brazos: la forma más elaborada que personifica la compasión ilimitada. Tiene once cabezas y mil brazos con los que desarrolla sus inconcebibles actividades iluminadas.
Avalokiteshvara Singhanada: la forma conocida como “Rugido del León”. Es afamada por su poder sanador y pacificador.
4. El mantra de seis sílabas
Aunque la sadhana solo debe practicarse después de recibir la iniciación de un maestro cualificado, el mantra de Avalokiteshvara puede recitarse libremente. Seguramente es el más recitado del mundo y es fácil pensar que constantemente se está haciendo, por lo que nunca deja de sonar.
Recitando el mantra invocamos sus cualidades, establecemos un vínculo kármico, puede ser objeto de enfoque para shamatha y también protegemos la mente, que es el significado preciso de “mantra”.
▪ OM: Cuerpo, palabra y mente impura del practicante y la mente pura del Buddha.
▪ MANI: Joya. Simboliza el método, el altruismo y la gran compasión.
▪ PADME: Loto. Representa la sabiduría.
▪ JUM: Unidad indivisible de método y sabiduría. Realización de las cinco sabidurías.
También llamado el mantra de las seis sílabas, puede relacionarse con las seis paramitas, los seis reinos de existencia, etc.
5. La práctica
El agua de la compasión debe fluir por el canal creado por el amor
― Buddha
Si habitualmente solo pensamos en nosotros mismos y a través de nuestros filtros, si tenemos tantos pensamientos negativos sobre otros y sus modos de actuar, si somos tan infantiles y caprichosos… ¿cómo vamos a ser, de repente, compasivos con todos los seres cuando tantas veces no lo hemos sido con nosotros mismos ni con los seres cercanos?
a. Prerrequisito a la compasión
Igual que un médico ha de tener conocimiento y recursos para poder curar, así nosotros debemos tener las condiciones para poder ayudar eficazmente. Cuando intentamos ayudar a otros, muchas veces tratamos de imponer nuestro criterio, decidir por ellos, lo hacemos a la espera de un reconocimiento o simplemente porque no podemos tolerar el dolor que nos produce. Es fácil desanimarse o “quemarse” (burnout) en esa ayuda. Necesitamos resiliencia y alegría, por eso es muy importante, antes de practicar la compasión, entrenar en amor bondadoso de modo progresivo, acompañado de cierto desarrollo de las otras paramitas.
El deseo no es ayudar a otros en orden a salvarlos, sino empoderarles y darles los recursos necesarios, estar disponibles para el crecimiento y paz de los demás. Khenchen Appey Rinpoché destaca la importancia de un maestro espiritual que nos guíe del modo más adecuado para que nosotros podamos desarrollar esa práctica. (Khenchen Appey Rinpoché. 2017. Enseñanzas sobre Iluminando el Legado del Sabio, Marina Alta. Fundación Sakya).
b. La progresión
El amor bondadoso, la empatía y la compasión nos acercan al altruismo y son un gran antídoto frente al egocentrismo, el autoaferramiento, la obsesión con uno mismo. Hay que tener claro que la práctica ―estudio, reflexión, meditación― trata de cultivar un estado interno, una disposición ―un corazón abierto―, y empezamos donde estamos, con nosotros mismos ―autocompasión―, con las personas cercanas, luego con las neutrales hasta incluir a todos los seres.
Cuanta más claridad y confianza pongamos en la práctica, mayores serán sus beneficios. Los maestros enfatizan los cuatro aspectos que debe tener la aspiración: deseo, decreto, resolución ―compromiso― e invocación ―súplica―.
c. ¡Tantas oportunidades!
Por otra parte, a medida que nos familiarizamos con la compasión, esta es muy ‘portátil’ para la vida cotidiana porque constantemente tenemos oportunidades de traerla a la mente. No hay excusa: al escuchar a alguien, al ver las noticias, ante el sufrimiento de otros, cuando alguien te habla mal, te minusvalora, te insulta, etc., se nos está presentando una preciosa oportunidad para entrenar un corazón compasivo.
Poco a poco, la práctica de la compasión nos abre a la bodhichitta y a sus prácticas más exigentes ―igualdad e intercambio― hasta entender a través de la experiencia al gran Shantideva.
Toda la felicidad de este mundo
viene de desear la felicidad para los demás.
Todo el sufrimiento de este mundo
viene de desear la propia felicidad.
— Shantideva, La Práctica del Bodisatva, 8/129
Muchas gracias a ven. Damcho Gyaltsen por las aportaciones sobre otras formas de Avalokiteshvara.
24 comentarios
Excelente artículo, me ayudó a comprender mejor la progresión de la práctica y cultivo de la compasión, del camino. Me quedo con la importancia de comprender la diferencia entre discriminar y discernir. Gracias!
Mil gracias Juan Carlos por tan clara explicación.
Me gustaría saber más sobre los tres cuerpos búdicos.
También quisiera saber si su SS el Dalai Lama reconoce ser una emanación del Buda/Bodhisatva de la compasión.
Muchas gracias.
Gracias porque me ha ayudado a comprender un poco más. Precisamente hoy he leído el sutra del diamante y está tan lleno de sabiduría….
Gracias por esta magnífica aclaración Juan Carlos.
Muchas gracias hermoso artículo
Muchisimas gracias Carlos por tu precioso articulo. Un super mega Dharma-abrazo
Gracias Carlos por este precioso artículo y nueva motivación. Un abrazo
Gracias por el artículo!
Juan Carlos! Muchas gracias por el artículo y tu música!
Muchas gracias por la claridad y las enseñanzas. Hay mucho para reflexionar y aprender.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!
Abrazos.
Muchisimas graciaassssss estoy muy contento
Me gusto mucho el artìculo, gracias! =)
Muchísimas Gracias. Muy útil. No tiene desperdicio.
Gracias 🙂
Excelente,muy claro todo,hay mucho por aprender.👏👌
Muchas gracias Carlos ,desde el corazón nos has mostrado y enseñado otra forma de conocer y comprender a nuestro Buda de la Compasión Avalotishvara
Excelente Juan Carlos. Gracias
Gracias Juan Carlos por tu claridad y perspectiva… súper útil para quienes estamos iniciando este hermoso camino del precioso Dharma !
Gracias,me aclaro dudas.
Michas gracias Juan Carlos! Me ayudas a ir conociendo todos los días un poquito más. Abrazo
Wow muchas gracias!!!!! muy bien explicado, aunque tengo mucho que aprender!.
¡Muchas gracias por el artículo!🙏