¿Cómo se produjo la transición de los cánones compuestos por Nikayas y Agamas a cánones integrados por sutras majayana? ¿De qué manera justificó la nueva corriente del gran vehículo la autenticidad de sus enseñanzas, tanto ante sí misma como frente a las escuelas shravaka? ¿Resultan creíbles los relatos mítico-legendarios acerca de la compilación del canon majayana? Y si lo son, ¿cómo interpretar sus descripciones simbólicas e imaginarias a la luz de los datos proporcionados por la experiencia empírica y el análisis de las crónicas históricas?
Si bien es incontestable que el Buddha Shakyamuni se constituyó como la fuente primordial de la revelación del Dharma, ya señalamos en el artículo Los sutras de las primeras escuelas budistas que estas también reconocieron a determinadas autoridades de la Sangha como originadoras de la “palabra del Buddha” (buddhavachana). Entonces, en el caso del gran vehículo, formado en una época muy tardía de la extinción final del Despierto, ¿de qué modo se atribuyó al Buddha Shakyamuni la autoría de los sutras majayana? Y probablemente la incógnita más interesante: ¿quiénes fueron los verdaderos artífices de la composición, compilación y difusión de los sutras del gran vehículo y cómo lo llevaron a cabo?
Procuraremos dar respuesta a dichas preguntas y, para ello, nos basaremos en los documentos originales cotejados en diálogo interpretativo con las investigaciones más recientes y rigurosas que, después de casi dos siglos, solo recientemente han comenzado a dilucidar uno de los misterios más complejos del Dharma: el origen y formación de los sutras majayana.
Contenidos
- Antecedentes en Nikayas-Agamas y asimilación majayana
- Relatos legendarios sobre la compilación de los sutras majayana
- Relatos de los sutras majayana sobre su propia revelación
- Los “oradores del Dharma” (dharmabhanakas)
1. Antecedentes en Nikayas-Agamas y asimilación majayana
Anteriormente describimos las cuatro “grandes autoridades” (mahapadesha) con las que se establecieron los criterios ortodoxos para determinar si una enseñanza podría considerarse o no como “palabra del Buddha” en el seno de las primeras escuelas. Dichas mahapadesha también fueron aceptadas y aplicadas por el gran vehículo, a las que añadió un criterio más: que la enseñanza a evaluar «no contradiga la naturaleza de los fenómenos (dharmata)» (Lamotte, 1984, 11).
Dicha ampliación de las “grandes autoridades” estimularía la tendencia a que algunas de las principales escuelas antiguas constituyesen “cánones abiertos” que, con el tiempo, reconocerían como buddhavachana los sutras del majayana. Y no solo eso, sino que establecerán la disposición a una “revelación continua” que daría lugar a la producción de sutras del gran vehículo desde el siglo I a. e. c. hasta el 650 e. c., aproximadamente (Karashima, 2015a, 113; Harvey, 2013, 110).
En términos más concretos, a los antecedentes generales ya descritos habría que añadir los géneros literarios de los jatakas ya mencionados y, especialmente, de las “narraciones heroicas” o “relatos sobre las acciones y sus resultados” (avadanas), que desde su aparición a partir del s. II a. e. c. ejercieron una influencia decisiva en la formación del majayana. Su énfasis en el poderoso mérito obtenido por rendir servicio (adhikara) a los buddhas del pasado y sus reliquias, así como las numerosas referencias a los “campos de los buddhas” (buddha-ksetra) y las predicciones (vyakarana) promulgadas por los Despiertos a sus discípulos vaticinándoles su futura budeidad, entre otros factores, hizo que «la literatura de los avadanas se convirtiese en la matriz de los sutras del gran vehículo» (Nakamura, 1987, 1523; Harvey, 2013, 100; Straube, 2015, 490-92).
Ahora bien, uno de los antecedentes Nikaya más nítidos que abrió la posibilidad a la producción de nuevos sutras se halla en el Uttaravipatti Sutta (Anguttara Nikaya, IV, 163):
Sakra, el soberano de los dioses, quedó muy sorprendido al tener noticia de que el Venerable Uttara impartiese a otros monjes la enseñanza de que resultaba bueno que un renunciante examinase cada cierto tiempo sus propias faltas y las faltas de otros, así como sus logros y los de otros. De modo que sostuvo con Uttara el siguiente diálogo:
“Pero, Bhante, ¿fue este tu propio discernimiento, o fue la palabra del Bienaventurado, el Arahant, el Perfectamente Iluminado?
“Pues bien, soberano de los devas, os daré una comparación; incluso por medio de una comparación algunas personas inteligentes entenderán el significado de lo que se ha dicho. Imaginaos que no lejos de la aldea o la ciudad hubiese un gran montón de grano, y una gran multitud de gente se llevase el grano con varas de transporte, cestos, sacos de cadera o en el hueco de sus manos. Si alguien se acercase a esa gran multitud de gente y preguntase: ‘¿Dónde obtuvisteis ese grano?’, ¿qué deberán decirle? “Bhante, esa gente le dirá: ‘Lo obtuvimos de ese gran montón de grano’.
“Del mismo modo, soberano de los devas, todo lo que está bien dicho es la palabra del Bienaventurado, el Arahant, el Perfectamente Iluminado. Yo al igual que los otros obtenemos las buenas palabras de él”
―Bodhi, 2012, 1120
Con dicho diálogo, el monje Uttara dejó en claro al dios Sakra su certidumbre y seguridad a la hora de entender y comunicar el Dharma a otros, pues su impregnación de la dispensación del Maestro era tal, que este consideró que podía recibirse honestamente como la mismísima palabra del Buddha. Así lo entendió el traductor, pues comenta en nota:
Este pasaje no podría traducirse como “cualquiera que sea la palabra del Bienaventurado…está bien dicha”. Como se indica, expresa la idea de que cualquier buena enseñanza que declaren los discípulos, incluso en el caso de que ellos la produzcan, podrá considerarse como buddhavachana porque tiene su fundamento en las enseñanzas del Buddha
―Bodhi, 2012, 1791, n. 1627
La formulación majayana de dicha posibilidad según los Nikayas de revelación de nuevos sutras, halla su expresión más precisa en un pasaje del Sutra sobre la determinación inspiradora (Adhyashayasamchodana Sutra), que además fue incluido en el Compendio del aprendizaje (Shiksasamucchaya) de Shantideva (Goodman, 2016, 18):
Maitreya, además, si se cumplen cuatro condiciones, se conocerá que tal exposición es lo que ha sido dicho por el Buddha. ¿Cuáles son las cuatro? Maitreya, son: (1) cuando la exposición sea significativa en vez de no ser significativa, (2) cuando contenga el Dharma en vez de que no contenga el Dharma, (3) cuando haga disminuir los oscurecimientos y no haga aumentar los oscurecimientos, y (4) cuando enseñe las cualidades y beneficios del nirvana y no incremente los defectos del samsara. Maitreya, cuando estos cuatro factores se hallen presentes, toda exposición deberá reconocerse como la que ha sido dicha por el Buddha.
Maitreya, ya se trate de un monje o una monja, o de un observante de preceptos seglar masculino o femenino, siempre y cuando la exposición que imparta, o que impartirá, contenga estos cuatro factores, en ese caso, los devotos hijos y las devotas hijas de noble linaje deberán percibirla como el Buddha. Y percibiéndola como el Maestro, escucharán el noble Dharma. Maitreya, si te preguntas por qué es así, es porque todo lo que ha sido bien dicho ―sin importar lo que sea― es lo que ha sido dicho por el Buddha
Teniendo en cuenta los antecedentes referidos, nos centraremos a continuación en las maneras en que estos fueron integrados en el origen, compilación y difusión de los sutras del gran vehículo según algunas de sus principales narraciones tradicionales.
2. Relatos legendarios sobre la compilación de los sutras majayana
a. Kumarajiva
Considerado como uno de los traductores más sobresalientes y fundador de la escuela Madhyamaka en China, Kumarajīva (344-409/413 e. c.) elaboró y tradujo la primera biografía de Nagaryuna (175-204 e. c.) donde relata su relación con el origen de los sutras majayana. Tras un período de búsqueda espiritual infructuosa, Nagaryuna fue conducido por el bodhisattva “Gran Naga” (maha-naga) a su palacio ubicado en el fondo del océano y allí este abrió para él «siete depósitos de tesoros y siete cajas de tesoros y le dio numerosos sutras vaipulya profundos que contenían infinitas y maravillosas enseñanzas» (Li, 2002a, 24).
b. Haribhadra
En su comentario al Sutra de la perfección de la sabiduría en ocho mil líneas, el maestro indio Haribhadra (c. 800 e. c.) señaló que, a petición de un grupo de bodhisattvas como Maitreya, fue Majavajradhara ―también conocido como Vajrapani― quien, en su residencia de Adakavati ―asimismo identificada con Alaka, la capital de los yakshas― el que compiló la joya de los sutras de la prajñaparamita y, asimismo, es el custodio de las enseñanzas de todos los buddhas pertenecientes al período auspicioso (bhadrakalpa). No obstante, Haribhadra también mencionó otra fuente que atribuye dicha compilación al asistente del Buddha Shakyamuni, Ananda (Sparham, 1989, 245).
c. Deyu
Según el historiador tibetano Deyu (1261), las enseñanzas del gran vehículo fueron impartidas por medio de bendiciones de orden puramente mental y, después, serían transformadas en textos escritos que fueron encomendados a determinadas personalidades. Así, las diversas recensiones de sutras de la prajñaparamita fueron custodiadas por los nagas, el padre de Maitreya Satabahu y el dios Vaishravana. Dichos textos y la gran mayoría de sutras majayana permanecieron ocultos en una cueva de los tesoros ubicada en el Vajrasana ―el lugar donde Shakyamuni logró el estado de buddha perfecto―. A continuación, se produjo un período de intensa degradación en el que resultaba imposible encontrar algún texto de Dharma. Tras este relato, Deyu describe de manera un tanto abrupta e inconexa la compilación del Tripitaka del gran vehículo, asignando el canon de los sutras a Vajrapani, el Vinaya a Maitreya y el Abhidharma a Mañyushri (Martin, 2022, 768, 811-13).
d. Buton Rinchen Drub
En cuanto a la crónica histórica de Buton Rinchen Drub (1290-1364), esta describe una tradición similar a la referida por Deyu, aunque más detallada, según la cual en la montaña Vimalasvabhava, al sur de Rayagrija, ante una asamblea de un millón de bodhisattvas, Mañyushri expuso el Abhidharma, Maitreya, el Vinaya y Vajrapani, los sutras. Además, señala que los compiladores del canon majayana fueron Samantabhadra, Mañyushri, Guhyakadipati (es decir Vajrapani), Maitreya y otros (Obermiller, 1999, 98).
e. Taranatha
El historiador tibetano Taranatha (1575-1634) ofrece una reformulación de las leyendas anteriores, donde integra detalles de extraordinaria importancia para entender el surgimiento del gran vehículo desde una perspectiva genuinamente histórica. Referimos a continuación los tres relatos en los que trata dicho tema.
Al final del capítulo XI dedicado al período del rey Mahapadma, Taranatha introduce su primera descripción del gran vehículo. Mañyushri, disfrazado de monje, se dirigió a la residencia del rey Chandraraksita en Odivisa e impartió enseñanzas majayana, dejando allí el texto del Sutra de la perfección de la sabiduría en ocho mil líneas. Según el historiador, se trata de «la primera aparición del mahayana en el mundo humano tras el nirvana del Maestro». Y en el capítulo XII dedicado al tercer concilio shravaka, dicho autor señala que tras su conclusión, «algunos sutras mahayana aparecieron en el mundo humano pero tuvieron una difusión escasa» (Chimpa y Chattopadhyaya, 1997, 90, 95).
Por su relevancia histórica, dichas alusiones merecen un mayor detenimiento. Chandraraksita se convirtió en monarca poco después del período del rey Mahapadma y fue, durante el reinado de este, cuando se organizó el tercer concilio shravaka que, según la tradición, sucedió trescientos sesenta años después del nirvana del Buddha (Obermiller, 1999, 93). Puesto que la datación de mayor consenso respecto a la vida del Despierto es c. 484-404 a. e. c. (Harvey, 2013, 8), se podría fechar el año 44 a. e. c. como el tiempo de surgimiento de los primeros sutras del gran vehículo, lo cual coincidiría con el siglo I a. e. c., que como ya se indicó, es la época planteada para la emergencia del majayana en la India (Skilling, 2013, 82).
En el capítulo XIII dedicado al «comienzo de la amplia propagación del gran vehículo», Tāranātha ofrece una detallada narración que resumimos en sus aspectos esenciales. Todo comenzó en Saurashtra (actual Gujarat), cuando el brahmán Kulika solicitó al “gran anciano” (maha-sthavira) y arhat Nanda que le enseñase el majayana. En aquel mismo tiempo, aparecieron súbitamente en diferentes lugares innumerables “amigos de bien” (kalyanamitra) dotados con la capacidad de impartir el gran vehículo. Todos ellos, tras escuchar el Dharma de forma individual de los bodhisattvas Avalokiteshvara, Guhyapati (Vajrapani), Mañyushri, Maitreya y otros, lograron la “concentración por la que se obtiene la continuidad del Dharma” (dharma-srota-anugata-nama-samadhi).
De este numeroso grupo surgieron quinientos “oradores del Dharma” (dharmabhanakas) que obtuvieron la mayoría de los sutras del gran vehículo de las tierras de los dioses (devas), gandharvas, rakshasas y, sobre todo, de los nagas. Sin embargo, los seguidores shravakas no entendieron el significado del majayana y lo calumniaron, afirmando que era contrario a la enseñanza impartida por el Buddha. Si bien todos los dharmabhanakas habían sido ordenados en los vinayas de las dieciocho escuelas shravaka, no obstante, estaban en minoría, de modo que convivieron entre los shravakas de manera discreta. Más tarde, en Magadha, los hermanos brahmanes Udbhtasiddhisvamin y Shamkarapati se convirtieron al Dharma y fundaron ocho templos en Nalanda, donde depositaron todos los sutras del gran vehículo (Chimpa y Chattopadhyaya, 1997, 97-101).
f. S. S. el 14.º Dalái Lama
Por último, ofreceremos el planteamiento sobre el tema elaborado por S. S. el 14.º Dalái Lama, quien compendia de manera perspicaz algunos de los elementos clave de los relatos legendarios e históricos ya descritos:
En lo que respecta a los sutras que son exclusivos de la tradición mahayana, no fueron compilados en los concilios budistas mencionados antes. Se entiende que fueron compilados por Mañjushri, Avalokiteshvara, Vajrapani y otros, en lugares diferentes y percibidos únicamente por las mentes de discípulos dotados con visión pura. Tras el fallecimiento del Buddha, durante unos cuatrocientos años antes de la aparición del glorioso Nagarjuna, la mayoría de los sutras del gran vehículo permanecieron fuera del ámbito de la percepción humana ordinaria. Nagarjuna hizo que un gran número de estos sutras mahayana florecieran ampliamente y, de este modo, abrió el camino de la tradición mahayana y de la escuela de filosofía Madhyamaka
―Dalai Lama, 2017, 78-79
De las referencias anteriores se pueden extraer los siguientes elementos comunes a los que añadiremos los datos singulares aportados por Taranatha:
• Los sutras del gran vehículo y, en especial, los de la prajñaparamita, fueron compilados y transmitidos por Vajrapani, Samantabhadra, Avalokiteshvara, Mañyushri, Maitreya y otros bodhisattvas.
• Tras una promulgación inicial de escasa repercusión debido a las condiciones de degeneración imperantes, los sutras quedaron ocultos ―en cuevas, depósitos bajo el agua, etc.―.
• Dichos sutras fueron custodiados principalmente por los nagas, así como por devas, gandharvas, yakshas y rakshasas.
• Un grupo de “oradores del Dharma” (dharmabhanakas) que había logrado la “concentración por la que se obtiene la continuidad del Dharma” (dharma-srota-anugata-nama-samadhi) se encargó de extraer los sutras del gran vehículo de los ámbitos de existencia de nagas, devas, gandharvas, yakshas y rakshasas y de impartirlos por toda la India.
• Dichos dharmabhanakas, que pertenecían a las escuelas del shravakayana, experimentaron la oposición de los adherentes a las primeras escuelas pues no aceptaron los sutras majayana como “palabra del Buddha”.
• Ciertas estimaciones cronológicas apuntan a que el origen de los sutras del gran vehículo y, en particular, del Sutra de la perfección de la sabiduría en ocho mil líneas, podría fecharse a mediados del siglo I a. e. c.
Consideramos que dichos elementos elaborados posteriormente por diversas tradiciones mítico-históricas tienen su fundamento en ciertos sutras iniciales del gran vehículo que analizaremos a continuación.
3. Relatos de los sutras majayana sobre su propia revelación
Es posible deducir una estructura coherente de aquello que podría denominarse como un “proceso de revelación” a partir de ciertas referencias que se hallan presentes en algunos de los sutras iniciales de manera no sistemática. Pondremos las fases de dicho proceso en relación con los elementos comunes derivados de los relatos legendarios, y esto nos brindará una imagen más clara respecto al modo en que los dharmabhanakas compusieron y transmitieron los sutras del gran vehículo.
a. Revelación inicial y ocultamiento
Deyu y Taranatha aludieron a un momento en que los sutras majayana aparecieron por primera vez de una manera muy discreta, para ser ocultados poco tiempo después. Esta primera fase del proceso de revelación se describió en diversos sutras iniciales y para ilustrarlo, reproduciremos dicha fase según uno de los textos más antiguos: el Sutra del samadhi del encuentro directo con los buddhas del presente:
Bienaventurado Señor, en un tiempo futuro, en la edad subsiguiente al nirvana del Tathagata, ¿este samadhi se divulgará y difundirá en Jambudvipa ? El Bienaventurado dijo: ‘Bhadrapala, durante cuarenta años, tras mi nirvana definitivo, este samadhi se divulgará y difundirá en Jambudvipa. Después quedará depositado en una cueva bajo tierra…
En el último tiempo, después de haber entrado en el nirvana y de que todas las reliquias hayan sido distribuidas, después de que hayan aceptado por completo este despertar del buddha , lo hayan copiado y colocado en una urna, después de que hayan introducido este sutra en una estupa, en la tierra, debajo de las rocas y en las montañas, así como en las manos de devas y también de nagas, se marcharán para compartir el destino de los devas
―Harrison, 1990, 96-98, 103
Un pasaje del Sutra sobre el samadhi que compendia la totalidad del mérito (Sarvapunya-samuccayasamadhi Sutra), también designado como el
Sutra sobre las preguntas de Narayana (Narayana-pariprccha Sutra), hace mención de los “tesoros del Dharma” o “depósitos del Dharma” (dharma-nidhana) que pueden entenderse en términos equiparables a la cita del sutra anterior:
Vimalatejas, los tesoros del Dharma se hallan depositados en el interior de las montañas, cuevas y árboles para los bodhisattvas y mahasattvas que deseen el Dharma. Asimismo, infinidad de enseñanzas del Dharma en forma de libro llegan a sus manos
―Harrison, 2003, 125; Goodman, 2016, 186
b. Revelación posterior en los «últimos quinientos años»
Son numerosos los sutras iniciales del gran vehículo que describen su aparición en el mundo «cuando sucedan los últimos quinientos años, los últimos tiempos, la última edad, los últimos cinco siglos, cuando se produzca la ruina del Dharma Verdadero… Por el poder del Buddha, este samadhi se divulgará y difundirá en Jambudvipa» (Harrison, 1990, 98; v. también Tola y Dragonetti, 2010, 617).
Según esto, la fase de ocultamiento es seguida por el momento de la revelación fundamental y también podría decirse que definitiva de los sutras, pues suele estar acompañada de un vaticinio temporal muy concreto: sucederá en los «últimos quinientos años» tras el nirvana del Maestro, tiempo en que comenzará la degeneración del Dharma. Dicho escenario plantea dos situaciones de gran relevancia: primero, las referencias de los sutras a los «últimos quinientos años» no hay que entenderlas como un vaticinio futuro, sino presente. Además, dicho período es concebido como el tiempo actual en que el sutra es revelado al público, lo cual ofrece un indicio respecto a la fecha de su composición, que encaja aproximadamente con la datación planteada para el surgimiento del majayana, el s. I a. e. c. ya señalada (Watanabe, 2009, 77).
Y la segunda situación se relaciona con los reveladores: los bodhisattvas a quienes el Buddha revela los sutras no son figuras proyectadas en el futuro, sino que son precisamente los encargados humanos y contemporáneos de su difusión. Aquí se da un recurso de autenticación, según el cual, por un lado se justifica el surgimiento actual del sutra en el mundo y, por otro, se reivindica a aquellos reveladores que se identifican con los bodhisattvas mencionados en los sutras y que provienen del mundo humano (Harrison, 1990, 97, n. 2).
c. Modos de revelación
Los sutras nos hablan de tres modos de revelación: samadhi, visión onírica y elocuencia inspirada, que en realidad se hallan íntimamente relacionados, pero que se describirán aquí de forma separada para mayor claridad expositiva.
i. Por el logro de ciertos samadhis
En el presente contexto, se recordará la “concentración por la que se obtiene la continuidad del Dharma” (dharma-srota-anugata-nama-samadhi) señalada por Taranatha, por medio de la cual los dharmabhanakas extrajeron los sutras de diversos bodhisattvas y deidades. En este sentido, merece subrayarse que Asanga era un maestro consumado de dicho samadhi y por ello pudo recibir las enseñanzas de Maitreya, organizarlas en un sistema coherente y difundirlas con amplitud (Obermiller, 1999, 141).
Asimismo, el Sarvapunya-samuccayasamadhi Sutra alude a un tipo especial de samadhi con visualización que activa la revelación de sutras cuando afirma «pues, Vimalatejas, los buddhas y bienaventurados que residen en otros sistemas cósmicos muestran sus rostros a reverentes y respetuosos bodhisattvas y mahasattvas que desean el Dharma y les causan que escuchen el Dharma» (Harrison, 2003, 125).
Sin embargo, el sutra que proporciona el tratamiento más detallado de un samadhi dotado con poder revelador es el ya citado Sutra del samadhi del encuentro directo con los buddhas del presente, cuyo tema principal consiste precisamente en describir las virtudes del samadhi designado en su título. Daremos una síntesis de sus puntos principales. La producción de dicho samadhi es el resultado de la combinación de tres factores: el poder del Buddha, la aplicación de la fuerza de las potencialidades virtuosas del bodhisattva y el poder resultante de lograr el samadhi.
Por medio de la concentración mental en la figura del Buddha Amitabha/Amitayus ―u otro buddha― su asamblea de bodhisattvas y su tierra Sukhavati, se obtendrá una visión de este, ya sea en el estado de vigilia o en el sueño. Además, escucharán el Dharma de este buddha, lo retendrán, dominarán y preservarán y, al emerger del samadhi, los bodhisattvas «expondrán a otros dicho Dharma con amplitud, tal como lo escucharon, lo retuvieron y lo dominaron» (Harrison, 1990, 31-41).
ii. Por visión onírica
A diferencia del Dharma de las primeras escuelas donde no se cultivó ninguna tradición meditativa relacionada con el sueño, los sutras del gran vehículo muestran una destacada valorización del poder soteriológico y revelador de los estados oníricos. Así, en el Sutra del loto blanco del Dharma verdadero, se describe el sueño del bodhisattva por el que contempla al Buddha y recibe bendiciones, predicciones y enseñanzas de este (Tola y Dragonetti, 2010, 413-15). De manera similar, el Sutra del samadhi del encuentro directo con los buddhas del presente asegura a los bodhisattvas que preserven este samadhi que «se les comunicarán y escucharán aquellos sutras que no hayan sido expuestos ni escuchados por ellos, incluso durante los sueños» (Harrison, 1990, 117).
La fusión entre el samadhi experimentado en la vigilia y en el sueño acompañado por las facultades de vaticinio y revelación, quedó nítidamente desarrollado en el Sutra sobre el sueño de los nobles (Aryasvapnanirdesa Sutra), donde se detallan ciento ocho signos oníricos auspiciosos que los bodhisattvas deberán cultivar para obtener sus virtudes. Entre los sueños relacionados directamente con el tema que nos ocupa, se subrayarán los procesos oníricos en los que el bodhisattva se halla entronizado en un asiento elevado impartiendo el Dharma, obteniendo la inspiración (pratibhana) para producir estrofas (gathas), consiguiendo la inspiración para producir sutras, o enseñar el Dharma a una gran multitud de personas (Harrison, 2003, 136-37).
iii. Por elocuencia inspirada (pratibhana)
Llegamos al último factor clave para la revelación de sutras, la elocuencia inspirada (pratibhana) ya mencionada en el contexto de los sueños visionarios. De nuevo, el Sarvapunya-samuccayasamadhi Sutra nos da una clave decisiva acerca de la fuente de la pratibhana: «Vimalatejas, deidades que han visto a buddhas anteriores proporcionan a los bodhisattvas y mahasattvas que desean el Dharma con la elocuencia inspirada (pratibhana) de los buddhas» (Harrison, 2003, 125). Y en el Sutra del loto blanco del Dharma verdadero, el Buddha envía al dharmabhanaka la asistencia de dioses y yakshas que le concederán una elocuencia libre de obstáculos para impartir el Dharma a infinidad de seres que les permitirá «ver a buddhas numerosos como las arenas del Ganges» (Tola y Dragonetti, 2010, 349).
En concreto, el término “elocuencia inspirada” (pratibhana) cuenta con dos significados: (1) es un estado de claridad constante lograda por medio de la práctica ascética, moral y meditativa y (2) un estado ocasional de autotrascendencia en el que la verdad se revela y fluye por uno libremente, hallando expresión inmediata en el lenguaje (MacQueen, 2005, 335).
¿Cómo entender pratibhana en el ámbito de la revelación de sutras? Consideramos que las expresiones mencionadas en los relatos legendarios de «abrió los siete depósitos de tesoros… y le dio numerosos sutras vaipulya» (Kumarajiva), u «obtuvieron la mayoría de los sutras del gran vehículo de las tierras de los dioses… y, sobre todo, de los nagas» (Taranatha), comunican de forma simbólica la manera de operar de la “elocuencia inspirada”.
En otras palabras, el poder visionario y meditativo del dharmabhanaka le habilita para entrar en contacto directo con los continuos mentales de bodhisattvas y dioses dotados con la inspiración de buddhas del pasado, lo cual le permite a su vez comunicar a los seres humanos las enseñanzas contenidas en la “concentración por la que se obtiene la continuidad del Dharma”. La naturaleza de este samadhi es perdurar de manera constante, pues, como afirma el Sarvapunya-samuccayasamadhi Sutra, «para los bodhisattvas y mahasattvas que desean el Dharma el Tathagata nunca entra en el nirvana final y el Dharma verdadero jamás desaparece», es decir, el canal de la revelación permanece siempre abierto (Harrison, 2003, 128).
d. Compromiso de difusión
Con la “elocuencia inspirada” de la revelación rebosante en sus continuos mentales, a los dharmabhanakas solo les queda difundirla por todas direcciones:
Venerado Señor, incluso cuando se sucedan los últimos quinientos años tras el nirvana del Tathagata, cuando ocurra el último tiempo, la última edad, los últimos cinco siglos y cuando se rechace el Dharma verdadero, nosotros aceptaremos, dominaremos, copiaremos, preservaremos, leeremos, propagaremos y nos esforzaremos en la tarea de cultivar sutras como estos. ¿Por qué? Porque, Venerado Señor, nosotros nunca nos cansamos de escuchar, copiar, aceptar, dominar, preservar, leer, exponer, propagar y cultivar sutras profundos de esta clase, que han sido promulgados por el Tathagata
―Harrison, 1990, 99
A continuación, conoceremos un poco mejor a esos seres humanos extraordinarios sobre cuyos hombros cayó la tremenda responsabilidad de componer, exponer y difundir los sutras del gran vehículo.
4. Los “oradores del Dharma” (dharmabhanakas)
Ya hicimos mención al hecho de que la compilación y transmisión oral del Dharma de las primeras escuelas fue obra de los monjes especialistas en recitación (bhanakas). En el caso de la transmisión de los sutras majayana, fueron los “oradores del Dharma” (dharmabhanakas) ―también designados como “predicadores del Dharma»― quienes se constituyeron como las figuras centrales. Ahora bien, entre los bhanakas de Nikayas y Agamas y los dharmabhanakas del gran vehículo se dan unas características marcadamente diferentes que conviene tener en consideración (Drewes, 2011, 2021a, 45; Nance, 2012, 51):
• Son especialistas en la composición, memorización y transmisión de los sutras del gran vehículo, pues según sus afirmaciones, el Buddha mismo se los encomendó a través de diversos medios de revelación e inspiración.
• Son bodhisattvas de nivel superior dotados con un conocimiento y facultades prácticamente iguales a los de los buddhas.
• Son los mejores beneficiarios de diversas formas de devoción, veneración, servicio y actos de generosidad, tanto material como inmaterial. Se afirma que la generosidad hacia los dharmabhanakas incrementa la acumulación del equipamiento en sabiduría del bodhisattva.
• El hecho de vincularse simultáneamente a los sutras majayana y los dharmabhanakas facilita el progreso rápido hacia los estados de arhat, pratyekabuddha o buddha perfecto.
• Las principales actividades de los dharmabhanakas hacia sus discípulos radica en enseñarles a escuchar, recibir instrucción, aprender, copiar, retener en la memoria, promulgar y cultivar los sutras.
• La principal actividad de los dharmabhanakas hacia el público en general consiste en proclamar el Dharma oralmente por medio de los “rituales de exposición” en cualquier lugar y circunstancias idóneas ―monasterios, ciudades, pueblos, residencias particulares, etc.―. En dicha actividad los oradores del Dharma no se limitan a repetir lo que han memorizado, sino que analizan, parafrasean, resumen, elaboran y adaptan las enseñanzas de acuerdo a las sensibilidades e intereses de cada grupo de oyentes.
• Con cierta frecuencia, la actividad oratoria de los dharmabhanakas provocaba reacciones de hostilidad y controversia en determinadas audiencias. Tales situaciones conflictivas podían darse por la actitud polémica de los propios oradores a la hora de exponer el Dharma, o por la aversión, miedo o perplejidad que producía en ciertos oyentes el mero hecho de tener noticia de las enseñanzas del gran vehículo.
• Los dharmabhanakas estaban integrados predominantemente por monjes itinerantes, aunque también se dieron casos de monjas y seglares que ejercieron como tales.
A modo de ilustración, reproducimos un pasaje del Sutra del loto blanco del Dharma verdadero donde se describe el trato que deberá recibir el dharmabhanaka y el resultado que se deriva de ello. Se hará notar que las modalidades de veneración recibidas por el orador del Dharma son equiparables a las dirigidas a los buddhas y al propio sutra:
Oh Bhaishajyaraja, lleva sobre su espalda al Tathagata aquel que habiendo escrito esta Exposición de la Doctrina, habiendo hecho un libro con ella, lo lleva sobre su espalda. Dondequiera que él vaya, ahí los seres han de saludarlo haciendo el añjali, han de rendirle homenaje, honores, respeto, alabanzas, veneración con flores, incienso, perfumes, guirnaldas, ungüentos, polvos aromáticos, mantos, parasoles, banderas, estandartes, música instrumental, con alimentos sólidos y líquidos, bebidas y vehículos, divinos y humanos, y con un cúmulo de piedras preciosas divinas, las mejores de todas. A aquel Predicador del Dharma ha de rendírsele homenaje, honores, respeto, culto, y a aquel Predicador del Dharma ha de presentársele un cúmulo de piedras preciosas divinas. ¿Por qué razón? Aunque una sola vez haga oír esta Exposición de la Doctrina, escuchándola, innumerables, incontables seres rápidamente llegarían a ser perfectos en la Suprema Perfecta Iluminación
―Tola y Dragonetti, 2010, 339-40
Después de introducirnos en los modos por los que los sutras del gran vehículo fueron compuestos, compilados y transmitidos, ahora estaremos mejor preparados para conocer de forma general su vasto universo literario con la Parte 4: Principales sutras majayana.
Reflexión
¿De qué manera crees que ha contribuido esta Parte 3 a tu conocimiento acerca de la revelación, composición, compilación y difusión de los sutras majayana?
Foto principal
Caverna del glaciar Gangotri del que surge el río Bhagirathi, uno de los principales afluentes que originan el río Ganges, en Gomukh (4.023 m s. n. m.) con la cima del Sudarshan Parbat al fondo dcha. (6.529 m s. n. m.), distrito de Uttarkashi, estado de Uttarakhand (India). Foto de ShekharRawat07, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.
Bibliografía
La bibliografía completa de las cinco partes que componen este artículo sobre Los sutras del Dharma del gran vehículo (majayana) se encuentra en este enlace.
Te proporcionaremos un enlace a cada parte de este artículo en nuestras redes sociales a medida que se publiquen. ¡Manténte atento/a!
Parte 1: Lo que el majayana no es: refutaciones de hipótesis erróneas
Parte 2. ¿Qué se entiende por “majayana inicial”?
Parte 4: Principales sutras majayana
Parte 5: Colecciones canónicas y antologías de sutras majayana
4 comentarios
Agradezco enormemente por este artículo pues estuve buscando justo estas informaciones en los últimos tiempos y resulta q no tenía esta bibliografía para tal. Así que me alegro desde el mas fondo de mi corazón por vosotros compartiren todo esto.
Muchas gracias Anelise por tu amable comentario y me alegro que te haya sido útil esta Parte 3. La verdad es que los contenidos de esta parte son muy poco conocidos y he creído necesario darlos a conocer en el Blog Paramita.
¡Que todo te sea muy auspicioso!
Se hizo referencia como en todas las religiones a un momento final, en este caso donde no se oirá sobre el Dharma, mi pregunta es si podríamos conocer un Sutra o alguna oración como la aspiración de Samanthabadra que pueda acompañarnos desde ahora? También preguntaría sobre un Sutra que alguna vez supe para aplacar las guerras? Gracias
Muchas gracias Laura por tu amable mensaje y por tu consulta. Según la enseñanza de los ciclos cronológicos, desde hace un tiempo estamos en la era de la degradación, por lo tanto, las enseñanzas Majayana y Vajrayana están especialmente diseñadas para este período y cuentan con medios específicos para contrarrestar dicha degradación.
En cuanto a tu pregunta sobre si existe algún Sutra para aplacar las guerras, lo que hay es un grupo de Sutras concretos que se han utilizado a lo largo de la historia para proteger el estado de agresiones externas y establecer la paz dentro de sus fronteras, así como para promover un gobierno justo. Uno de los más populares en toda Asia es el «Sutra de la gloriosa luz dorada» que podrás encontrar en inglés en la página de 84000.co (Sutra of the Glorious Golden Light). Si no lees en inglés, no te preocupes, ¡estoy preparando la traducción al español de dicho Sutra!
¡Que todo te sea muy auspicioso!