Los Refranes Elegantes, también conocido como el Tesoro de Joyas de Buenos Consejos, es una obra de sabiduría perenne y una joya de la literatura tibetana compuesta por el gran Sakya Pandita Kunga Gyaltsen (1182-1251). Es uno de los textos de la cultura tibetana más citados y memorizados, ya que ofrece consejos prácticos sobre todos los aspectos de la vida mundana y espiritual de manera directa y colorida.
Entre sus muchas preciosas estrofas de consejos, una de mis favoritas es:
Cuando se es nombrado para un alto cargo,
rara vez se sabe qué hacer.
Aunque uno tiene ojos para ver a otros,
se necesita un espejo para poder verse a uno mismo.
(Esa es la primera línea del sexto capítulo, “Un examen de las tendencias naturales”).
Según uno de los comentarios contemporáneos del texto, traducido junto con todos los versos originales al inglés por John T. Davenport, este verso habla sobre personas designadas para roles que superan con creces su conocimiento, habilidades o experiencia. Temerosos de que se revelen sus deficiencias, critican a otros como una forma de desviar la atención de sus propias faltas en lugar de identificarlas y afrontarlas. Para concluir, el comentarista dice:
Al participar en planes para ayudar a otros, es imperativo entender primero las propias limitaciones. Los ojos se utilizan para mirar el rostro de otra persona, pero se necesita un espejo para examinar el propio (2000, 139).
En esa última oración está, a mi parecer, la esencia del mensaje y su aplicación más allá del contexto de la estrofa original, ofreciendo una herramienta invalorable para el crecimiento espiritual.
¿Y cuál es esa herramienta?
Otras personas. Podemos ver fácilmente sus defectos con nuestros propios ojos porque, al fin y al cabo, a menudo están a la vista. Sin embargo, reconocer nuestras propias deficiencias requiere un espejo. ¿Y quién nos proporciona ese espejo? Ellos.
Notar los errores de los demás es casi inevitable, y nuestra “respuesta predeterminada” a menudo implica juzgar, culpar, criticar o reprender. Pero esta estrofa nos anima a detenernos y reflexionar. En lugar de condenar a los demás, deberíamos reconocer que nosotros también estamos cometiendo esos mismos errores.
¿Suena inquietante?
La cuestión es que la mayoría de nosotros estamos lejos de estar completamente iluminados… ni siquiera cerca de los niveles de un bodhisattva. Somos seres ordinarios, influenciados por el egocentrismo, las emociones aflictivas y hábitos profundamente arraigados. En otras palabras, es inevitable que, tarde o temprano, erremos. De hecho, ¡lo más seguro es que ya estemos equivocándonos sin darnos cuenta!
El verdadero problema es la arrogancia que nuestro apego al yo proyecta para protegerse porque nos ciega ante nuestras deficiencias. Y si alguien señala estas faltas, nuestra arrogancia puede incluso impedirnos considerarlas.
Por lo tanto, cuando somos testigos de los errores de los demás y reconocemos que nosotros también podemos estar cometiendo un error similar —aunque en un grado o contexto diferente— nos situamos en un terreno mucho más fértil y constructivo. De repente, tenemos la oportunidad de descubrir cosas sobre nosotros mismos que, de otro modo, podrían haber llevado años de tropiezos a ciegas.
De esta manera, creo que Sakya Pandita nos anima a dar un paso audaz y preguntarnos: “¿Estoy cometiendo el mismo error?”. Y si así lo identificamos, continuamos con: “¿Cómo puedo mejorar?”. Este enfoque no solo nos ayuda a evitar eludir la responsabilidad de nuestras propias deficiencias, sino que también nos empodera para tomar las medidas necesarias para superarlas.
Esa, en mi opinión, es una forma realmente hábil de comenzar a hacer cambios en nosotros mismos.
Como último punto…
Si deseas descubrir más joyas de sabiduría en Los Refranes Elegantes de Sakya Pandita puedes hacerlo todas las semanas con el ven. Khenpo Rinchen Gyaltsen.
¿Cómo?
Únete al canal de Paramita en YouTube cada sábado en el estreno de una nueva lección
o
Disfruta del contenido exclusivo —incluyendo texto y transcripciones— en el curso Perlas de Sabiduría en la plataforma Paramita.org.
4 comentarios
Tal como lo describes venerable Gyaltsen.
A mi me funciona y reconozco cuanto tengo que superar.
Gracias
HOla Ven. Gyaltsen ..si bien creo que sí el otro es y puede ser un espejo …creo también que no siempre somos buenos en todo…y eso significa que el otro el que es reprendido o criticado también es así…entonces a veces sólo hacemos foco en eso como que siempre es así…entonces ponemos a unos como fuertes y otros como los debiles! Y si sos el fuerte ponele no suelen ser comprensivos con tus debilidades y el que en apariencia es El más débil por ahí no tienen tanta contemplación.! Un agrazo y Gracias !
Muchas gracias ,Venerable Gyaltsen!!!
Los demás nos ayudan a mejorarnos viendo sus errores, así aprendemos a ser mas humildes y menos orgullosos.🙏🤍
Cuando criticamos a los que critican a otros, caemos en el mismo error, si como seres ordinarios pisamos charcos que nos salpican y salpicamos, volvamos la mirada hacia nosotros, como dices V.Gialtsen para mejorarnos.Muchas gracias