El síndrome de burnout afecta a millones de personas en el mundo. El agotamiento físico y mental que genera es capaz de robarnos no solo nuestra energía y autoestima, sino también nuestra capacidad para relacionarnos y empatizar con otros. En este artículo te contamos qué es, cuáles son sus síntomas y te damos tres claves para combatirlo.
Contenidos
- ¿Qué es el burnout?
- ¿Cuáles son los principales síntomas del burnout?
- ¡Combatiendo el burnout!
- ¿Cómo estás cuidándote?
1. ¿Qué es el burnout?
Fue Herbert Freudenberg quien, en 1974, comenzó a utilizar a nivel psicológico el término burnout. El psicólogo alemán lo definió como «el resultado del choque entre el mito del camino del éxito, la realidad de interminables jornadas laborales y el desequilibrio entre vida personal y profesional».
En los últimos 40 años, esta definición centrada en el ámbito laboral —síndrome de desgaste profesional— se ha extendido a otras áreas como la paternidad, el activismo social o las relaciones de pareja. En realidad, cualquier situación en la que haya expectativas y demandas en juego puede ser una causa para acabar quemado.
Algo que es importante entender es que no es un diagnóstico médico o una enfermedad mental, sino una condición que se expresa como consecuencia de un estrés intenso y prolongado en el tiempo. El burnout puede derivar en una sintomatología compleja y tener graves repercusiones para nuestra salud.
Sabías que…
▪ Estudios recientes muestran que la edad promedio en la que se manifiesta el burnout son los 32 años.
▪ Mientras que las mujeres suelen expresar este síndrome como agotamiento emocional, en los hombres es más frecuente que se manifieste como despersonalización.
▪ El síndrome de desgaste profesional afecta principalmente a emprendedores y a trabajadores de la salud.
2. ¿Cuáles son los principales síntomas del burnout?
Freudenberg observó cómo el agotamiento físico —consecuencia de largas jornadas de trabajo— era causa de dolores de cabeza e insomnio en sus pacientes.
Como resultado del estrés acumulado, estos se sentían también emocionalmente exhaustos, lo que a su vez generaba irritabilidad, rigidez mental, una profunda sensación de falta de realización personal y de estar atrapados o atascados en sus vidas.
Hoy sabemos que este agotamiento emocional es la principal fuente de la fatiga por compasión, un estado en el que las emociones y las demandas externas son tan abrumadoras que la persona deja de resonar con el sufrimiento de los demás y empieza a desconectarse.
En este estado, la persona ya no es capaz de responder con eficacia, las emociones se embotan y aquello que alguna vez brindó placer en el trabajo y en la vida familiar pierde sentido. Desde este oscuro lugar, la despersonalización emerge como mecanismo para hacer frente a los sentimientos negativos de una sobrecarga emocional.
En su libro, Burnout: The Cost of Caring, la psicóloga Christina Maslach reflexiona sobre cómo la despersonalización es especialmente relevante para los cuidadores.
Frente a la “preocupación distante” que suele aparecer de manera saludable en los profesionales de la salud, los trabajadores que sufren burnout comienzan a relacionarse con los pacientes más como números que como personas. Esta despersonalización o cinismo ayuda al trabajador a combatir el desgaste profesional.
Momentos vitales estresantes, cambios inesperados o la pérdida de seres queridos pueden, a su vez, afectar a la resiliencia de la persona y facilitar que esta condición aparezca.
3. ¡Combatiendo el burnout!
Desde un enfoque optimista, podemos escoger ver el burnout como una llamada a reevaluar dónde estamos y hacia dónde queremos dirigirnos, recordar que tenemos el poder de cambiar esta condición.
La primera de Las cuatro nobles verdades puede servirnos como una invitación abierta para respirar profundo y reflexionar sobre nuestra vida y nuestras motivaciones, sobre nuestros apegos y expectativas.
a. ¿Están tus valores personales y profesionales en sintonía?
Maslach y su equipo detectaron cómo los conflictos de valores juegan un papel importante en el burnout.
La erosión y angustia moral que aparecen cuando se pide a las personas que participen en comportamientos contrarios a su “orgullo, integridad y respeto por sí mismos” son fuentes primarias de esta condición.
Por tanto, una forma de combatir el burnout es poder reflexionar acerca de qué valores personales se ven amenazados en nuestras vidas como consecuencia de nuestra actividad laboral.
Un nuevo enfoque o, incluso, un nuevo camino profesional podrían trasladarnos desde una perspectiva dualista a una más integradora e interdependiente capaz de devolvernos nuestra alegría natural.
b. Objetivos profesionales, ¿merecen el coste que estás invirtiendo?
La incongruencia entre lo que perseguimos y nuestra verdadera fuente de satisfacción es, sin duda, una causa de burnout. De hecho, Freudenberg encontró que los síntomas se veían reducidos por una genuina autenticidad con nosotros mismos y por el desarrollo de una actitud proactiva.
Combinar la vida profesional y personal parece haberse convertido en un complejo juego de malabares que apenas nos deja tiempo para reflexionar si estamos encaminándonos en la dirección correcta hacia nuestros objetivos. Reenfocar la forma de ver el trabajo y reconsiderar nuestras prioridades puede desenterrar la autenticidad necesaria para derribar el burnout.
Encontrar equilibrio a través de la meditación y reflexionar sobre la oportunidad que esta preciosa vida humana nos brinda puede ayudarnos a enfocarnos en la dirección más beneficiosa para nuestro futuro.
c. ¿Estás dispuesto a soltar tu necesidad de control?
Otro factor que contribuye en gran medida al agotamiento es nuestra tendencia a querer controlar lo impermanente.
Esto se amplifica en emprendedores y autónomos. Nos aferramos a la idea de que hay mucho trabajo por hacer y todo depende siempre de nosotros.
Este enfoque, que considera que el “trabajo duro” y sin descanso es positivo, excluye la realidad de que somos más de lo que hacemos y de que todo está en constante cambio. Se trata de una visión distorsionada que puede convertir tu empresa en un terreno fértil para el sufrimiento y tu principal fuente de estrés.
Hallar armonía profesional y personal, y observar el trabajo como una travesía y no como un sprint es básico para evitar la pérdida de motivación y espontaneidad necesarias que harán que tu trabajo florezca y se mantenga a largo plazo.
Por ello, reflexionar acerca de la impermanencia y de la inevitabilidad del cambio, sobre la enfermedad y la muerte, puede convertirse en el antídoto perfecto para reducir esta obsesión no saludable con el trabajo y recuperar una perspectiva más equilibrada.
4. ¿Cómo estás cuidándote?
Sin duda, uno de los mayores factores que pueden conducir al agotamiento es nuestra tendencia a sobredimensionar nuestras capacidades.
Desarrollar la humildad de aceptar nuestros propios límites nos ayuda a aprender a ponerlos en el mundo y a protegernos de las demandas externas.
En la primera descripción de burnout Freudenberg distinguía la diferencia entre compromiso y compromiso en exceso, dedicación y dedicación en exceso. Es este exceso en el dar —fruto de la idea de que somos “superhéroes” y de no ver más allá de nuestras creencias y expectativas— la causa primaria de burnout.
Solo desarrollando compasión hacia nosotros mismos podemos revertir esta condición y tender un puente hacia la comprensión y el amor. Esta es, a su vez, la forma de reducir el mecanismo de despersonalización.
En una charla de TED, La cura del desgaste (pista: no es cuidado personal), las hermanas Emily y Amelia Nagoski reflexionan sobre la necesidad de aprender a pedir ayuda y desarrollar una buena red de apoyo y conexión como antídoto a este síndrome.
Frente a empresas u organizaciones ancladas en un modelo industrial, patriarcal e individualista, nuestra responsabilidad empieza por expresar cómo nos sentimos y apoyar un movimiento global que vele por la salud de los trabajadores. «La cura para el burnout es que todos cuidemos los unos de los otros», afirman las Nagoski.
¿Existe una compasión que no se consuma?
Si es así, ¿qué cualidades implica?
¿Qué podemos hacer para asegurarnos de que tanto nosotros como quienes nos rodean no nos quememos?
Bibliografía
Libros
Freudenberger, Herbert J. Burnout. The High Cost of High Achievement. Garden City, N.Y.: Anchor Press, 1985.
Maslach, Cristina. Burnout. The Cost of Caring. San Jose, C.A.: Malor Books, 2003.
Nagoski, Emily y Nagoski, Amelia. Burnout: The secret to solving the stress cycle. New York: Ballantine Books, 2019.
Vídeos y Podcasts
Chodron, Thubten, Venerable. “How to deal with burnout”. Charla pronunciada en la Buddhist Library of Singapore, 1:29, 8 dic 2019.
Nagoski, Emily y Nagoski, Amelia. “La cura del desgaste (pista: no es cuidado personal)”. TED vídeo, 18:15 (subtítulado en español).
Shetty, Jay. “7 Early Signs of burnout & 7 Simple and Practical Ways to Heal and Recover”. SoundCloud audio, 28:23, 20 ago 2021.
Artículos Online
Neuwirth, Jacqueline. “Beating Burnout: The Four Noble Truths & how the Buddha’s words help”. Thrive Global, 15 dic 2019. Recuperado el 23 de mayo de 2023.
Songkaeo, Paitoon. “How to Manage Burnout – the Buddha’s Way”. Thailand Foundation, 15 junio 2022. Recuperado el 23 de mayo de 2023.
White, Pamela Gayle. “Taking Care of Others (Without Exploding into a Thousand Bits): Timely advice for countering burnout”. Tricycle, 21 mar 2021. Recuperado el 23 de mayo de 2023.
Tesis
Monteiro, Lynette M. “Burnout and spiritual incongruence. An evidence-based counseling model for buddhist chaplains”. Upaya Buddhist Chaplaincy Program, Upaya Zen Institute, 2012.
6 comentarios
Gracias querido Álvaro por tu artículo, con reflexiones tan necesarias en estos tiempos.
Me gustaría comentar algunas cosas. En primer lugar resaltar el autocuidado bien entendido que citas, ese que nace de una compasión equilibrada hacia nosotros mismos y corrige patrones negativos de «descanso» como los que ponen en práctica la mayoría de personas y nosotros mismos antes de estar bendecidos por el Dharma y los cursos EMI. Me refiero a costumbres como echarte en un sofá a hacer maratones de series, mirar cosas de poco beneficio en el móvil durante horas o salir de copas, solo por citar algunos ejemplos de lo que significa el descanso para muchas personas. No es de extrañar que empiecen el lunes agotados.
Tocas el punto de las expectativas y los valores. Me parece fundamental en el origen de este problema. Toda persona espera ser reconocida, tratada con atención y consideración; a esto hay que sumar las expectativas mundanas individuales de éxito. La realidad del mundo laboral choca de lleno con todas esas aspiraciones.
En alguno de los EMIs se resaltaba de muy bella manera la importancia que tenemos todos en la sociedad sea cual sea el oficio que desempeñemos y eso está relacionado con la interdependencia. Debería rescatarse la dignidad de todos los oficios y eso contribuiría a elevar el valor de todas las personas.
Aprovechando que citas a las hermanas Nagoski, mencionar que en su libro «Hiperagotadas», enumeran unas señales que el cuerpo necesita para sentirse seguro y «cerrar» el ciclo del estrés:
-Bailar, moverse al menos 20 minutos al día
-Respirar conscientemente
-Hablar de forma amistosa con personas
-Hablar con personas queridas
-Reírnos
-Un abrazo cálido
-Llorar a todo pulmón
-Hacer algo creativo
-Meditar 🙏🏻
Es muy interesante lo que citas sobre la «preocupación distante» en sanidad, como un mecanismo inconsciente para evitar el sufrimiento. En mi caso personal, las herramientas de EMI 3 sobre la compasión, han sido de gran ayuda para trabajar mejor con el sufrimiento en los enfermos.
Finalmente, me parece que el amor hacia el trabajo, es un factor protector para el agotamiento.
Perdón por haberme extendido tanto, pero es un tema muy interesante!!
Enhorabuena por el artículo y gracias.
Gracias Beatriz por tus maravillosas aportaciones! Ojalá podamos seguir profundizando en futuros artículos sobre el autocuidado y otros puntos clave a los que has hecho referencia en tu comentario. Gracias también por resaltar el amor hacia el trabajo como factor protector al agotamiento y por ofrecernos algunos de los tips del libro «Hiperagotadas» de las hermanas Nagoski. Fantásticas reflexiones, Gracias!
Magnífico. Muchas gracias
Saludos
Gracias Álvaro por tu artículo. A lo largo de mi corta vida laboral, lo esperimente en primera persona y en innumerables compañer@s de trabajo y amig@s. Tus reflexiones y enfoque son de gran ayuda. Un gran trabajo. Namasté 🙏
Tienes algo que ver con el médico del CHUAC de Coruña Álvaro Mena de Cea?
Hola Jacobo,
Me temo que no estoy emparentado con Alvaro Mena de Cea pero sigo sus avances y su voz en el ámbito del VIH.
Gracias por leernos!