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La paramita de la sabiduría

La sabiduría es la última, pero la más importante de las seis paramitas. Nos permite discernir, y poder así mantener y nutrir las otras cinco ―generosidad, conducta, paciencia, entusiasmo y meditación―. Esta paramita aporta una nueva dimensión a las otras y, a su vez, necesita de la práctica de ellas para su cultivo.
 

Contenidos

  1. El significado de la sabiduría
  2. Los tres tipos de sabiduría
  3. La sabiduría como paramita
    1. Las cuatro cualidades que califican la sabiduría como paramita
    2. Los siete apegos de los que la sabiduría tiene que estar libre
  4. La práctica de la sabiduría
  5. Los beneficios de la sabiduría
  6. La paramita de la sabiduría: esencial para avanzar

 

1. El significado de la sabiduría

Según el diccionario, la definición de sabiduría es el grado más alto del conocimiento, y también una conducta prudente en la vida o en los negocios. Profundizando en la definición, podemos decir que es una cualidad que, apoyándose en la comprensión, va mucho más allá de esta.

De acuerdo con las enseñanzas budistas, la sabiduría es la culminación de la práctica, la meta final, el objetivo último del camino, pero también la necesitamos durante ese camino. El concepto de sabiduría, conforme al budismo, es la correcta realización de la naturaleza del ser y de los fenómenos. Podríamos decir, en este sentido, que el grado de sabiduría que tenemos está relacionado con lo cerca que estemos de la verdad, en otras palabras, de este logro. Aquí, con logro nos referimos a una integración emocional, no limitándose a una mera comprensión intelectual del mundo y de nosotros. Con este correcto discernimiento los patrones conductuales y hábitos cambian de manera que la práctica adquiere dimensiones más amplias. 

Tal como reza la estrofa 30 de las 37 Prácticas de los Bodhisattvas de Gyalsé Thogme Sangpo (1297–1371):

Sin sabiduría, las cinco perfecciones
no son capaces de lograr la perfecta iluminación.
La práctica de los bodhisattvas es cultivar sabiduría
empleando métodos, pero sin conceptualizar los tres factores .

Por lo tanto, la sabiduría requiere del cultivo de las anteriores paramitas, superándolas y superando los conceptos que nos encasillan en lo que conocemos como las tres esferas o factores. 
 

2. Los tres tipos de sabiduría

Tenemos tres fases o aspectos de aproximación a la realidad: el estudio, la contemplación y la meditación.

1) Estudio. En esta fase recopilamos información, absorbemos contenido, datos… a través de lecturas o de escuchar enseñanzas. Si hacemos esto sin prejuicios ni filtros, entonces adquirimos conocimiento.

2) Contemplación. Si reflexionamos sobre este conocimiento, lograremos una comprensión que nos dará una apreciación más profunda sobre el significado de las enseñanzas y de las relaciones entre sus diferentes aspectos. Aquí podremos utilizar ejemplos y hacernos preguntas como ¿de qué manera el amor está relacionado con la sabiduría? Una vez lleguemos a una conclusión y tengamos una visión clara de lo que es verdad, entonces entrará en juego la meditación.

3) Meditación. En esta etapa nos habituamos o acostumbramos a esa verdad, a ese descubrimiento al que hemos accedido mediante la contemplación. Por este proceso alcanzamos la gnosis, una verdad experiencial e intuitiva donde sobran las etiquetas y las palabras. 
 

 

3. La sabiduría como paramita

Para poder calificar como paramita, cualquier virtud espiritual debe tener una aspiración pura y altruista de la bodhichitta. Y se tiene que aplicar más allá de la conceptualización de las tres esferas. Esto quiere decir entender que el sujeto, el objeto y el medio o la acción siendo parte de la realidad relativa solo son conceptualizaciones temporales, impermanentes, que tomamos provisionalmente de forma operativa o funcional, pero en realidad no tienen existencia inherente. Finalmente, la paramita debe estar sellada con una dedicatoria imparcial

a. Las cuatro cualidades que califican la sabiduría como paramita

Además, la sabiduría debe tener cuatro cualidades:

1) Descartar todas las formas de su opuesto, que es la comprensión errónea. A menudo, también se dice que lo contrario a la sabiduría es la ignorancia, sin embargo, esta no es por falta de conocimiento o información, sino la referida a una visión distorsionada de la realidad que nos mantiene en un estado de confusión.

2) Comprensión de la carencia de existencia inherente de personas y fenómenos. La sabiduría, por definición, nos ayuda a comprender la verdad última. Esto lo hacemos mediante la búsqueda del camino del medio (madhyamaka) que nos sitúa fuera de los extremos del existencialismo ―que postula que los fenómenos y los seres existen inherentemente― y del nihilismo ―la creencia de que, de hecho, nada existe realmente porque todo es impermanente. Este camino medio nos ayuda a avanzar en la realización de que la verdad, siendo inefable, es transformadora.

3) Ser capaz de satisfacer las necesidades espirituales de los demás. La práctica de esta paramita nos permite tener más discernimiento, con lo que podremos entender mejor lo que necesitan los otros, lo que hay debajo de la superficie, para poder proporcionarles aquello que ciertamente les acerque más a la verdad última. 

4) Ayudar a progresar en el camino de tres formas:

•  Cambio de conducta. El tener realizaciones o gnosis es lo que, en realidad, permite cambios duraderos. Sin sabiduría, incluso nuestra confianza es frágil y, por lo tanto, todos los avances que podamos creer que tenemos serán superficiales y estarán sujetos a cambios.

•  Interés en el camino espiritual. Acercarnos a la verdad nos motiva porque nos ayuda a apreciar y a agradecer el camino espiritual que hemos recorrido. Este agradecimiento nos sitúa en una actitud de autoestima necesaria para incentivarnos y, lo que es más importante, nos mantiene cercanos al maestro porque incrementamos la confianza en él. .

•  Progreso en el camino espiritual. A partir de la comprensión gradualmente correcta de la realidad podemos valorar nuestro progreso sin autosabotaje. Precisamente, el grado que utilicemos para boicotearnos nos indica el avance realizado y lo que nos falta por recorrer.

 

 

b. Los siete apegos de los que la sabiduría tiene que estar libre

Y tiene que estar libre de siete apegos: 

1) A la distracción, es decir, estar apegado a las distracciones y a su fuente, el deseo. Una mente en ese estado no puede absorber correctamente las enseñanzas ya que es como un cuenco agujereado en el que el agua entra, pero no permanece porque se va por los orificios. Una mente distraída no solo no tendrá el primer tipo de sabiduría, sino que llegar incluso al segundo será muy difícil, ya que practicar la reflexión requiere un cierto grado de concentración.

2) A posponer. Tenemos que afrontar esta tendencia adquirida. Hace referencia a no querer leer o recibir instrucciones o al hecho de escucharlas sin razonar sobre ellas suficientemente como para poder mejorar nuestra comprensión de los estados virtuosos. Aquí debemos estar atentos a los dos extremos: pensar que ya hemos tomado suficientes enseñanzas y no ‘tener tiempo’ para estudiar y reflexionar sobre ellas; o, en el extremo opuesto, escucharlas constantemente sin tener tiempo de ‘digerirlas’ ―integrarlas profundamente―. En los dos casos tenemos instrucciones y, no obstante, demoramos analizarlas y pensar sobre ellas.

3) A la satisfacción inmediata. Cuando avanzamos en la práctica de la sabiduría o logramos ciertos discernimientos nos podemos quedar atrapados en la satisfacción que surge de la pura elaboración mental. Se prefiere el análisis intelectual y la satisfacción que produce la comprensión meramente lógica del Dharma antes que la meditación.

4) A una recompensa en esta vida, que estudiemos y reflexionemos debido a las consecuencias que tiene de ser más valorados por los demás. Aquí nos quedamos aferrados a las tres ventajas de la sabiduría: a un mejor entendimiento del mundo, a que las personas confíen en nosotros pudiendo ayudarles y a que superemos los temores. Cuando nuestro objetivo sea reforzar solo estas cualidades, entonces estaremos atrapados en este tipo de apego.

5) A una recompensa en futuras vidas, en otras palabras, que practiquemos la sabiduría por los beneficios que nos reportará en vidas futuras: aumentará nuestra inteligencia, podremos ver a los buddhas y bodhisattvas, y seremos capaces de recibir y dar muchas enseñanzas. 

6) A estar apegado a la tendencia opuesta de la paramita, a conceptos erróneos que no estén alineados con la verdad… Estos son ideas propias que no coinciden con las instrucciones, pero a las que nos aferramos porque no cuestionan nuestro egocentrismo o, dicho de otra manera, porque nos mantienen en nuestra ‘zona de confort’. Ejemplos de esto serían afirmaciones como ‘el mismo Buddha no era budista’. Es una forma de autosabotaje para excusarnos por no practicar.

7) A estar apegado a las distracciones. Aquí se refiere a la especulación: que nos entretenemos en razonamientos que justifiquen solo nuestra propia iluminación descartando la bodhichitta. También hace referencia a apegarse a la visión o conceptualización que nos aleja de ver que la verdad es inefable, que no nos permite soltar nuestras rigideces, nuestro dogma personal.
 

 

4. La práctica de la sabiduría

Podemos ver la sabiduría como el cultivo de un estado de madurez espiritual que nos permite soltar las conceptualizaciones erróneas y, al mismo tiempo, confiar en el Dharma. Así, debemos establecer la visión correcta de la realidad mediante el estudio de los clásicos, y practicar la meditación en la visión correcta, además de combinar esta visión con las actividades diarias. En la práctica postmeditativa deberemos mantener la ‘visión ilusoria’, es decir, recordar que somos un actor en una película o en un sueño. A la vez, es necesario cultivar una conducta pura, basada en la renuncia y en la ecuanimidad. En resumen, si elevamos el nivel en el que operamos, pensamos y actuamos, entonces, más que encontrar nosotros la verdad, ella nos va a encontrar a nosotros.

 

5. Los beneficios de la sabiduría

Los beneficios de la sabiduría se pueden explicar clasificándolos en tres grandes marcos temporales: en esta vida, en las siguientes y en la budeidad. 

•  En esta vida. Seremos más eficientes ya que integraremos mejor las situaciones, lo que nos aportará buenos frutos en todos los proyectos que emprendamos en el mundo. También las personas desarrollarán más confianza en nosotros al ser más ecuánimes, con capacidad de discernimiento y eficiencia. Finalmente, al acercarnos más a la verdad, tendremos más confianza en nosotros, menos inseguridades, incertidumbres y miedos. 

•  En vidas futuras. Potenciaremos la inteligencia en las siguientes reencarnaciones, podremos tener experiencias sobrenaturales para poder ver a buddhas y bodhisattvas. Asimismo, seremos capaces de recibir y dar muchas enseñanzas, lo que nos posibilitará un mayor avance en el camino.

•  En la budeidad. Comprenderemos todos los fenómenos y alcanzaremos el dharmakaya, esa dimensión del Buddha que representa la verdad. 

 

 

6. La paramita de la sabiduría: esencial para avanzar

Hemos visto cómo la paramita de la sabiduría es clave para nuestro desarrollo espiritual porque es la que nos ayuda a acercarnos a la verdad, por una parte; y, por la otra, con ella adquirimos discernimiento, comprendemos cómo funciona el mundo y ganamos la confianza de los que nos rodean.

Si entendemos el desarrollo espiritual como dos grandes aspectos, mérito y sabiduría, esta paramita nos aporta todo lo necesario para progresar en el camino. Tal como nos revela la imagen clásica del Dharma, estas dos vertientes son como las alas de un pájaro, se necesitan ambas para volar, necesitamos las dos para avanzar. Es decir, una se apoya y se retroalimenta con la otra. Sin mérito no podemos tener sabiduría… y para poder incrementarlo necesitamos la visión que nos aporta la sabiduría. Aunque tengamos una gran compasión, sin sabiduría no podremos realizar la verdad última. La sabiduría se podría asemejar a los ojos que ven: sin la realización de la vacuidad intrínseca de los fenómenos estamos ciegos.

 


 

Recursos de interés

Para indagar más en la práctica de esta virtud trascendental te invitamos a apuntarte en los siguientes cursos, ambos sin coste y online:

El Camino de las Paramitas

La enseñanza de este curso La sabiduría más profunda está accesible en YouTube

Las 37 Prácticas de los Bodhisattvas

cuya práctica 30 ―El objetivo del camino es la sabiduría― también está disponible en YouTube como vídeo y en Spotify como podcast

¡No te los pierdas!

 


 

¿Has visto los otros artículos de esta serie sobre las seis perfecciones?

Aquí te proporcionamos los enlaces

Introducción a las paramitas

La paramita de la generosidad

La paramita de la conducta

La paramita de la paciencia

La paramita del entusiasmo

La paramita de la meditación

¡No dejes de leerlos!

 


 

Reflexión

¿Qué es para ti la reflexión? 

¿Qué diferencias encuentras entre conocimiento y sabiduría?

¿Cómo crees que puedes aplicar la sabiduría para transformar los hábitos negativos?

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Jordi Solé

Investigador científico en el Instituto de Ciencias del Mar (CSIC). Divulgador científico sobre temas ambientales y de recursos energéticos, siendo autor en el blog Tempus fugit. Profesor de taichi y estudiante de filosofía y meditación budista.

6 comentarios

  1. ¡Muchas gracias Jordi por este artículo!
    Has cerrado con broche de oro la serie sobre las paramitas🙏🙌
    Tengo una duda sobre cuáles son los tres temores que mencionas en el apartado de los siete apegos de los que la sabiduría tiene que estar libre.
    ¡Un abrazo! 🫂☸️❤️

  2. ¡Muchas gracias a Jordi y tod@s los que han hecho posible estos valiosos artículos sobre las paramitas!

  3. Hola Oscar,
    Me alegro de que el artículo te haya sido útil te agradezco tu comentario y el interés. Sobre tu duda, no consigo encontrar los tres temores a que te refieres en el apartado de los siete apegos. Si me lo puedes indicar por favor, podemos comentarlo. Muchas gracias.
    ¡Un abrazo!

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