Desarrollar nuestra mente suena bien. Pero la competencia es abrumadora. Llega el final del día y solo hemos recitado un mantra: Om Más Tarde Svaja. ¿El problema? No basta con entender que “meditar es bueno”. Hay que sentirlo. Y el arsenal tibetano cuenta con cuatro técnicas para lograrlo.
Contenidos
1. Por qué es difícil ponerse a meditar
Considera tu cepillo de dientes. Cotidiano, simple y útil. No siempre fue así. De niños debió ser un encuentro extraño: un aséptico palo de plástico coronado por pelos de goma multicolor, cubiertos de una pasta con sabor a fresa, menta y detergente.
Y había que frotarse los dientes con él. Tras cada comida. Cada día.
Uf.
Aún así, descubrimos sus beneficios. También comprobamos qué pasaba al no hacerlo. Aprendimos que nos convenía, y hoy nos resulta tan normal como comer tres veces al día.
Para meditar tenemos que poner de nuestra parte. No nos lo enseñan los padres, ni tampoco la cultura. Estamos nadando a contracorriente, y necesitamos toda la ayuda posible.
2. Meditación en las cuatro contemplaciones
No vivimos tiempos de normalidad. Estamos inmersos en una guerra espiritual.
― Gandhi
Dominar estas contemplaciones es ganar esa guerra. Todo lo demás, como shamatha y vipassana, son batallas técnicas.
¿Cómo lo consiguen? Cultivan el amor por la práctica. Con las cosas claras, no hay distracciones, ni sorpresas desagradables, ni desánimo. Solo entusiasmo por la próxima sesión.
a. Apreciar esta preciosa oportunidad
Tenemos el más valioso tesoro: la oportunidad de transformar nuestra mente. Tenemos la capacidad y el interés, acceso a enseñanzas profundas y maestros para explicarlas. Dicen que no valoramos algo hasta que lo perdemos. Con esta contemplación, podemos ser la excepción.
b. Impermanencia
Nos guste más o menos, todo termina. Esta oportunidad tiene —tenemos— fecha de caducidad. Contemplar la impermanencia es interiorizar una máxima universal: el momento es ahora.
c. Karma, la ley de causa y efecto
Cada acción crea nuestra realidad. Tenemos un poder inmenso, pero lo ignoramos. Contemplamos la ley del karma para aceptar el pasado, entender el presente y adueñarnos del futuro.
d. Las limitaciones de la existencia cíclica
¿Y si las estrategias mundanas no funcionan? Intuimos que la felicidad duradera no está en una meta, un objeto o una persona. Tiene que haber algo más. Solo hay que atreverse a mirar hacia adentro.
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Una práctica fructífera necesita raíces firmes. Generaciones de yoguis y yoguinis han examinado estas contemplaciones. Y si hoy sabemos de ellas es porque son tan básicas como efectivas.
“Despertar tu verdadera naturaleza” es un nuevo curso online gratuito sobre las cuatro contemplaciones.
Lama Rinchen Gyaltsen guía cada práctica y sintetiza la teoría indispensable para exprimirlas al máximo.
La lección 1 ya está disponible aquí.
2 comentarios
Gracias a escuchar la primera meditación en el curso El Camino del Bodisatva hoy he meditado !! Y que apaciguamiento !! No ha sido Om Más Tarde Svaja ….
Muchas gracias!!!! Venerable Importante valorar la oportunidad