Durante siglos, los peregrinos han seguido los pasos del Buddha hacia los destinos donde sucedieron los grandes acontecimientos de su vida: su nacimiento, su iluminación, su primera enseñanza y su muerte o paranirvana. Se dice que en estos sitios sagrados permanece viva la memoria de su legado.
Y tú, ¿alguna vez has sentido la necesidad de visitar estos lugares especiales que conmemoran al Buddha? Gracias a la dedicación de los maestros y practicantes monásticos y laicos que los siguen visitando, enseñando y practicando, las enseñanzas del Buddha han podido perdurar en la memoria colectiva, generación tras generación.
A continuación, detallamos información útil sobre la práctica del peregrinaje budista y las cuatro principales localizaciones relacionadas con nuestra tradición espiritual mencionadas en el Mahaparinibbana Sutta —el gran discurso que dio el mismo Buddha antes de su paranirvana—.
Contenidos
1. La práctica del peregrinaje budista
a. ¿En qué consiste?
El peregrinaje es una práctica devocional en la cual se realiza, a la vez, un viaje externo y uno interno, este último motivado por aspiraciones de purificación, obtención de bendiciones y de un reencuentro con lo sagrado. Va más allá del mero hecho de desplazarnos de un sitio a otro solo para conocerlo y guardar recuerdos de haber estado allí.
Para los tibetanos, la peregrinación se refiere al viaje que va desde la ignorancia hasta la iluminación, desde el egocentrismo y las preocupaciones materialistas hasta un sentido profundo de la relatividad y la interconexión de toda la vida. La palabra tibetana para peregrinación, nekhor, significa “dar vueltas alrededor de un espacio sagrado”, ya que el objetivo de la peregrinación, más que llegar a un destino en particular, es trascender —a través de un inspirador viaje— los apegos y hábitos de falta de atención que restringen la consciencia de una realidad mayor. «En esencia», explica Chatral Rinpoché, «no habitamos en ninguna parte, no poseemos nada». En la peregrinación se abandonan viejos patrones y rutinas habituales tan resueltamente como se haría con un jarrón chino que estorba, como un exceso de equipaje. Para el verdadero peregrino, el sentido de renuncia, de dejar ir, no se percibe como una pérdida. Más bien, como dijo un lama, «a lo que finalmente renuncia el peregrino es a cualquier cosa en su experiencia que sea una barrera entre él y los demás».
— Tibet: Reflections from the Wheel of Life, p. 132 (traducido del inglés)
El trabajo principal a desarrollar en este recorrido es mental. Mientras nuestro cuerpo se desplaza dejando atrás el punto de partida, nuestra mente debería permanecer sujeta en un estado de altruismo, e inspirada por todos los atributos de la mente iluminada.
Una vez alcanzado nuestro destino, podemos realizar ofrendas materiales como lámparas, incienso, agua y comida. Pero lo más importante es tener en cuenta la forma en la que el Buddha quiere a todos los seres sintientes como si fueran su único hijo y generar en nosotros amor bondadoso y compasión junto con la mente iluminada, bodhichitta (S. S. 41.º Sakya Trizin, Melody of Dharma – Volume Nº 11).
b. ¿Para qué hacemos peregrinajes?
Entre los beneficios, S. S. 41.º Sakya Trizin menciona que cualquiera que visite estos lugares puede purificarse y conseguir gran mérito, incluso si se han cometido crímenes atroces.
Así pues, durante nuestro viaje se nos invita a tener una mente atenta, conscientes del porqué de cada paso que damos y recordando en todo momento las infinitas cualidades del Buddha, reconociendo que tenemos el potencial para seguir sus pasos.
Al visitar estos espacios, según las palabras del Buddha en el Mahaparinibbana Sutta (DN 16: 5.7-5.8), deberíamos sentirnos conmovidos. Y esto lo conseguimos por medio de una actitud despierta, participativa y de apertura a ese tipo de energía que logra sacudirnos por dentro y que nos permite desprendernos de lo que sobra.
2. Los cuatro principales lugares sagrados en el budismo
Existen multitud de localizaciones consideradas sagradas por las diferentes escuelas de practicantes budistas. Y todas las relacionadas con el Buddha Shakyamuni son destinos de peregrinación para todas ellas.
Dentro de estos lugares santos se destacan ocho principales; estos, a su vez, se dividen en cuatro mayores —señalados por el Buddha como dignos de honrar y recordar— y cuatro menores —que veremos en próximos artículos—.
a. Lumbini, el nacimiento
Hace más de 2500 años, la reina Maya de Sakya —también llamada Mayadevi y Mahayamaya— dió a luz a Siddhartha Guatama en Lumbini. Allí, agarrándose a la rama de un árbol —en vez de en la casa de sus padres, hacia donde se dirigía—, le trajo al mundo.
Se había predicho que si Siddhartha —que estaba destinado a ser sucesor del trono— llegaba a abandonar la vida mundana, se vería dotado de todas las cualidades y se convertiría en un Despierto por el bien de todos. Y así fue.
Lumbini se encuentra en el suroeste de Nepal cerca de la actual frontera con India. En los tiempos del Buddha era la pequeña República Sakya, con Kapilavastu como capital.
La zona principal a visitar en Lumbini es El Jardin Sagrado donde hay varias construcciones como el Templo de Mayadevi, el Pilar de Asoka, el Estanque Sagrado y estupas.
Otros sitios históricos cercanos incluyen las ruinas de Kapilavastu —donde los arqueólogos proponen la ubicación del palacio del padre del Buddha, el Rey Suddhodana—, las Estupas Gemelas —construidas en conmemoración de sus padres— y Nigrodharama —los restos del monasterio que ordenó construir el Rey cuando el Buddha regresó al reino—.
Otros puntos de interés sobre Lumbini:
▪ Entre el pueblo Sakya de Lumbini, a Siddhartha Guatama se le conocía como Sakya-muni —el “sabio Sakya”—, y así es como se conoce al Buddha Shakyamuni en la tradición majayana.
▪ El primer Monlam Sakya fuera de Tíbet se celebró en Lumbini en marzo de 1993. Fue organizado por el Jamchen Lhakhang Monastery de la subescuela Sakya Tsar, liderado por S. Em. Chogye Trichen Rinpoché (1919-2007). Desde entonces, el Monlam se ha celebrado en ese mismo emplazamiento varias veces.
▪ Fue S. Em. Chogye Trichen Rinpoché quien creó entre 1968 y 1975 el primer monasterio budista tibetano en Lumbini, Dharma Swami Maharaja Buddhavihara.
▪ También en Lumbini fue S. Em. Chogye Trichen Rinpoché quien ordenó como monje al ven. Khenpo Rinchen Gyaltsen, el 25 de febrero de 2003.
b. Bodhgaya, la iluminación
Fue en Bodhgaya (India), debajo del árbol Bodhi, donde Siddhartha Gautama alcanzó la meta final llegando a la completa iluminación. Tras ello exclamó:
El camino ha sido interrumpido;
Las impurezas se han agotado.
Las efusiones se han secado, y ya no fluirán más;
El sendero, ahora finalizado, ya no volverá a ser transitado.
¡Esto es llamado el fin del sufrimiento!— Lalitavistara Sutra: Alcanzando la Perfecta y Completa Iluminación, 22.34
En el siglo VI, se construyó en Bodhgaya el Templo Mahabodhi, no lejos del árbol Bodhi. Por cuestiones históricas, el templo cayó en el olvido unos siglos, pero en 1949 la Maha Bodhi Society concluyó su restauración y, desde entonces, se volvió a convertir en lugar de peregrinación.
Dentro del complejo del templo podemos encontrar muchos espacios sagrados —santuarios, estupas, estatuas, pilares, un lago, árboles, un parque—, todos tienen alguna conexión importante con la historia del Buddha.
Allí, budistas de todas las escuelas y de todos los países del mundo viajan para participar en monlams, impartir y recibir grandes enseñanzas, recitar plegarias y hacer ofrendas, postraciones y koras —circunvalaciones como signo de reverencia alrededor de un templo, una estupa, una estatua o cualquier otro objeto sagrado—.
Si bien las fotos pueden darnos una idea de cómo podría ser visitar Bodhgaya, cualquier peregrino que haya practicado allí nos diría que es una experiencia que cambia la vida. En palabras íntimas de una compañera de la sangha:
Todavía es de noche en Bodhgaya mientras voy de camino al Templo Mahabodhi. Veo, como cada día, los mendigos durmiendo sobre el gélido suelo, los más afortunados sobre algún cartón o vieja manta.
Respiro profundo con el corazón encogido en un puño, no hay un lugar en la tierra como este donde la compasión se despierta desde lo más hondo de las entrañas.
Se acercan los vendedores de flores, los de té, los niños… compro unas guirnaldas de claveles naranjas y amarillos y me sitúo en la cola para entrar; hoy parece breve, aunque nunca se sabe. Así que me dispongo a esperar, con la mochila en la espalda.
Tras los dos controles de rigor, atravieso la entrada. Corro a descalzarme y llevo la primera guirnalda a la estatua de Tara Verde, la rozo con mis manos y musito unos mantras mientras apoyo la cabeza en la pared con los ojos cerrados ya presa de una calma que va aumentando más y más; hay algo hipnótico en estas piedras.
Miro el reloj comprobando que no se me ha hecho muy tarde, camino hacia el árbol Bodhi y me sitúo debajo, justo encima de una especie de palés de madera que actúan como aislantes. Hace frío, mucho frío, y los perrillos que pueblan el Mahabodhi andan acurrucados buscando el calor de los practicantes.
Me estiro un poco, desenvuelvo los plásticos donde dejo la colchoneta y el zafu, coloco el asiento y me dispongo a hacer una pequeña contemplación antes de comenzar con la práctica. Levanto los ojos hacia el árbol y doy en silencio las gracias por estar aquí desde hace casi dos meses… aquí, practicando casi a diario, y digo casi porque a veces la pereza me puede…
Se respira una inmensa paz y una energía indescriptible en este espacio, es como si al llegar a la zona de acceso entrara en otra dimensión, en otra frecuencia vibratoria donde, si no se opone resistencia, algo me eleva. A falta de una definición más acertada, diría que entro en un mandala, que se me ofrece la increíble oportunidad de morar en un lugar más allá del tiempo y del espacio. Un sitio que, como practicante primeriza, me llevaría eones siquiera rozar… y está ahí, a nuestra disposición.
El Buddha se iluminó aquí, pero ¿quién sabe cuántos miles de seres habrán despertado después bajo el árbol Bodhi?, ¿quién sabe cuántos millones de seres han venido a practicar aquí, y seguirán viniendo con el transcurrir de los siglos?, ¿quién sabe si hoy, a esta misma hora, en este mismo momento, hay alguien despertando?
Despliego mi práctica, de nuevo profundamente agradecida, voy recitando y moviendo mis manos, mi mente se distrae, pero aquí todo es diferente, es como si hubiera un ancla, una estabilidad, una inspiración por todos los practicantes que vinieron, vienen y vendrán para lograr la iluminación.
Hay un sonido hipnótico de mantras, ofrendas de mandala, cánticos en diferentes lenguas… Y todo, todo te eleva. Sigo con los ofrecimientos, y noto algo que roza mi mano. Miro hacia abajo y veo a una perrilla tumbada en mi regazo dando de mamar a sus dos cachorros mientras ofrezco el mandala. Mi corazón se abre aún más y las lágrimas corren por mis mejillas.
El frío aumenta justo antes del amanecer y me sirve de recordatorio porque sé que toca ir recogiendo para marcharme. Miro hacia abajo para levantarme con cuidado, pero ni rastro de la perrilla ni de sus cachorros.
Recojo la mochila y me la ajusto. Hago una pequeña kora alrededor del Templo Mahabodhi, aprovechando para despedirme de Tara, levanto los ojos hacia el Buddha, donde —ahora sí— la cola es inmensa. Subo los escalones y busco mis zapatos entre toda una montaña, y me prometo, como todos los días, que de mañana no pasa guardarlos en una bolsa y llevarlos conmigo…
Alcanzo la salida y al atravesar la puerta vuelvo mi mirada hacia atrás y veo el Mahabodhi majestuoso y eterno. Coloco las manos juntas sobre la cabeza y me inclino.
Ya fuera del recinto, vuelvo a escuchar a los vendedores de flores, de té, de pan, a los que ofrecen cambio, malas, hojas del bodhi… y vuelvo hacia el guesthouse con la sensación de que, en cierto modo, sigo dentro del Mahabodhi o quizás el Mahabodhi se quedó en mí o ¿igual nunca he salido?… ¿y si todo es un sueño?
A unos 25 minutos a pie del complejo Mahabodhi, cruzando el río Falgu, se encuentra la estupa de Sujata, que conmemora el sitio donde Sujata ofreció el bol de arroz con leche al Buddha, rompiendo así sus seis años de ayuno y ascetismo, y permitiéndole alcanzar la iluminación.
Y, en la dirección opuesta, a unos 40 minutos caminando, está el Sakya Monastery (Sakya Mahakaruna Triyana Dharmachakra Vihara), en Bodhgaya, donde se imparten grandes enseñanzas de la tradición.
c. Sarnath, el primer giro de la rueda del Dharma
Mientras Lumbini representa el nacimiento y Bodhgaya el logro, Sarnath nos recuerda la actividad del Buddha. Sarnath está situada a unos 30 minutos en coche, al norte de Benarés —la ciudad india antiguamente conocida como Varanasi—. Allí, en el Parque de los Ciervos, el Tathagata dio su primera enseñanza a sus cinco primeros discípulos, presentándoles el primer giro de la rueda del Dharma.
Monjes, el Sugata enseña el Dharma mostrando el Camino del medio, el cual no cae en ninguno de los dos extremos. El Dharma que el enseña es el de la visión correcta, intención correcta, habla correcta, acción correcta, medio de vida correcto, esfuerzo correcto, atención mental correcta, y concentración correcta.
Monjes, también hay Cuatro Verdades Nobles. ¿Cuáles son estas cuatro? La verdad del sufrimiento, del origen del sufrimiento, del cese del sufrimiento, y del sendero que lleva al cese del sufrimiento.
— Lalitavistara Sutra: Girando la Rueda del Dharma, 26.59-60
Allí hay que visitar algunas estupas impresionantes.
Las primeras dos se encuentran en el mismo Parque de los Ciervos. La Estupa Dhamekha, una gran construcción circular levantada donde el Victorioso dio su primera enseñanza. Las ruinas de la Estupa Dharmarajika también se hallan allí. Esta fue construida para encapsular una parte de las reliquias del Buddha que estaban en posesión del rey Ashoka en el siglo III a. C.
La otra se llama Estupa Chaukhandi. De forma octogonal, marca el sitio exacto donde el Buddha se reunió con sus cinco discípulos después de regresar de Bodhgaya. Se sitúa a unos 5 minutos del parque en coche.
Una visita a Sarnath no estaría completa sin ir a la Central Institute of Higher Tibetan Studies. Esta universidad se estableció en 1967 para atender a las necesidades culturales y educativas de los jóvenes de la diáspora tibetana en la India. A lo largo de los años se ha convertido en un centro de excelencia internacional en investigaciones sobre tibetología, restauración de textos e impartición del conocimiento del budismo en Tíbet, junto con la antigua religión indígena bon.
d. Kushinagar, el nirvana final
Fue a la edad de 80 años, en la ciudad de Kushinagar (India), donde el Completamente Despierto ofreció su última enseñanza sobre la impermanencia a través del ejemplo de su propia muerte y paranirvana —el nirvana completo que una persona logra tras la muerte del cuerpo, siempre que en vida haya alcanzado la iluminación—.
Tres meses después de anunciar su inminente muerte, el Buddha fue invitado a quedarse en un bosque de mangos que pertenecía a un herrero llamado Cunda. Emocionado por recibirle, Cunda se ofreció a preparar una comida para él y sus monjes. El Buddha sabía que el plato se contaminaría accidentalmente, pero no quiso rechazar la invitación. Lo aceptó y le dijo a Cunda que se lo sirviera solo a él y que desechara el resto inmediatamente después, asegurándose de no dárselo a nadie más. El Buddha enfermó y pidió a sus monjes que lo llevaran a Kushinagar.
Antes de morir, preguntó al séquito de monjes si había alguna duda con respecto a sus enseñanzas que quisieran que él despejara. Los monjes no hicieron preguntas y le aseguraron que sus enseñanzas se entendían bien. Con esto, el Buddha pronunció sus últimas palabras.
Y el Bienaventurado se dirigió a los monjes, diciendo: «Ahora, monjes, os declaro esto: todas las cosas condicionadas, están destinadas a desaparecer. ¡Sed vigilantes y esforzaos para completar la tarea!
Y estas fueron las últimas palabras del Tathagata.
— Mahaparinibbana Sutta: Tathagatapacchimavaca – Última exhortación del Tathagata, 6.7
La estupa, que también se conoce como el Templo del Paranirvana, señala el lugar donde el Buddha alcanzó el nirvana último. El edificio alberga la estatua del Buddha reclinado —la postura conocida como león dormido, que fue la que adoptó cuando pasó al paranirvana— con su cabeza apuntando hacia el norte. La estatua data de hace 1500 años y fue esculpida en piedra arenisca roja en Mathura y traída al sitio como regalo.
Cerca del templo está la Estupa Ramabhar. Esta se construyó sobre una parte de las cenizas del Buddha en el mismo sitio donde se incineró. Desde entonces, ha sido circunvalada durante más de 2500 años.
***
Hacer un peregrinaje siguiendo las huellas del Buddha es una oportunidad inestimable para inspirar nuestro camino espiritual y recordar sus infinitas cualidades. Si mantenemos la mente enfocada en generar amor bondadoso y compasión, y cultivamos bodhichitta, esta práctica nos permitirá purificar karma y acumular gran mérito.
Bibliografía
Kelly, Thomas L., Dunham, Carroll and Baker, Ian. 1993. Tibet: Reflections from the Wheel of Life. New York: Abbeville Press.
Harvey, Peter. 2013. An Introduction to Buddhism: Teachings, History and Practices. Second Edition. United Kingdom: Cambridge University Press.
S. S. 41.º Sakya Trizin. “Importance of Pilgrimage.” Melody of Dharma. Volume Nº 11, April 2013: p. 7.
Para saber más
¿Quieres saber más sobre la vida del Buddha y cómo celebramos las festividades que marcan estos momentos más importantes? Recomendamos dos artículos del Blog Paramita:
Vesak (o Saka Dawa): nacimiento, iluminación y paranirvana del Buddha
Chokhor Duchen, la festividad budista por la primera enseñanza del Buddha
Y si lees inglés, te invitamos a contemplar “The Three Kinds of Pilgrims”, un poema escrito sobre las tres clases de peregrinos por Kathok Situ Chokyi Gyatso (1880-1925), sobrino y heredero espiritual del gran Jamyang Khyentse Wangpo y maestro de Jamyang Khyentse Chokyi Lodro y de muchos otros importantes maestros. Es bien conocido por su guía de peregrinación al Tíbet Central.
¿Alguna vez has tenido la oportunidad de visitar alguno de estos u otros lugares de peregrinación budista? Si no, ¿te gustaría?
Te invitamos a compartir tus experiencias acerca de lo que significa para ti esta profunda práctica.
17 comentarios
Muchas gracias por el artículo, es muy inspirador. Que todos los seres tengamos la oportunidad de hacer este peregrinaje 🙏
Muchas gracias Oscar por acercarnos conceptualmente con tu magnífica explicación a los lugares sagrados . Ahora solo queda reunir mérito suficiente para que se den las causas y condiciones y podamos visitarlos .
Un abrazo
Rous
¡Gracias Amparo!
Que se cumpla tu bella aspiración 🙏🏽
¡Muchas gracias Rous!
Practicaremos mucho para que se de la oportunidad de estar físicamente allí algún día. 🙌🏼
Que bello artículo!
Ojala todos podamos hacer ese peregrinaje
¡Gracias María Cristina!
Me alegra que te haya gustado.
Que así sea 🙏🏽
Muchisimas gracias Óscar, por este artículo tan inspirador. Ojalá tod@s en algún espacio tiempo tengamos la oportunidad y posibilidad de realizar este auspicioso peregrinaje a los cuatro principales lugares sagrados en el budismo.
¡Gracias por tus cariñosas palabras Aseret!
Me uno a tu aspiración.
¡Un abrazo!
Gracias Oscar. Un sueño que ojalá mucha gente podamos realizar. Espero enterarme si organizais algún peregrinaje a éstos lugares sagrados
Gracias Matilde, ojalá podamos participar de un futuro peregrinaje juntos.
¡Saludos!
muchas gracias Oscar por tu información, he aprendido mas cosas 🙂 . Pregunto: cualquier centro budista o Estupa que visitemos con la aspiración de practicar, meditar , contemplar y «continuar «con nuestro viaje interior y nuestro camino hacia la iluminación, podemos considerarlo un peregrinaje?? En España y/o Europa hay varios centros, podríais informarnos al respecto? cuantas preguntas….disculpa y nuevamente mil gracias!!
¡Hola Cristina!
Gracias por tu comentario.
Es sin duda una buena pregunta para el Lama.
Personalmente creo que sí sería un peregrinaje, ya que lo más importante de esta práctica es generar una buena motivación y tener en mente las virtudes que representan estos sitios, que no son otras que las de las Tres Joyas.
Como mencionas, afortunadamente en España hay varios centros, como el de Pedreguer donde reside Lama Rinchen y en cuanto a estupas, mencionaría la estupa de la Iluminación de Benalmádena en Málaga.
Me gustaría poder darte una información más completa, quizá no un futuro artículo podamos ampliarlo.
¡Un abrazo!
Hola Oscar, muchas gracias por escribir tan bello artículo. Nos has inspirado tanto que con una amiga espiritual queremos hacer ese recorrido. De hecho , ya tenemos pasajes, (yo desde Argentina) y ella desde España, para visitar esos lugares sagrados. El tema es que no sabemos cómo es conveniente trasladarnos de un lugar a otro allí. Nos podrías ayudar? Si no es mucha molestia, te dejo mi e mail por si está dentro de tus posibilidades. De todas formas, muchas gracias!!!. [email protected]
¡Hola Graciela!
¡Me alegra muchísimo leer tu comentario!
Tomo nota de tu correo y voy a intentar ponerte en contacto con alguien que pueda darles información más detallada.
¡Si podéis, compartid vuestra experiencia con nosotros!🙏🏽
Que todo os sea auspicioso y de mucho beneficio 🙌🏼
¡Un abrazo!🫂☸️
Que interesante, no hace mucho descubrí que quisiera visitar esos sitios donde estuvo Buda , está en mis planes, así que agradezco que hayas compartido este artículo ya que lo organizaron con todos los detalles. Que todos los seres que tenemos el interés de estar en estos sitios preciosos podamos realizar el perenigraje . Gracias!💕🙏🏻
¡Gracias por tu aportación Cecilia!
Teniendo interés ya hemos dado nuestro primer paso en ese peregrinaje 🙌🏼
Espero que pronto podamos crear las causas y se den las condiciones para que poder realizarlo al completo.
¡Un abrazo!
Muchas gracias Oscar!! Un puntazo la descripción de la experiencia de la compañera .
Muy buen trabajo , al haberlo explicado tan bien y detallado.
Gracias .