Dorye Denpa Rinpoché, el sostenedor de la subescuela Dzongpa de la Tradición Sakya de budismo tibetano, impartió el pasado 22 de septiembre una inspiradora y profunda enseñanza utilizando La upadesha para ser apreciada de Tenpa Guialtsen. En este texto de apenas 29 estrofas, Tenpa Guialtsen, considerado como el sexto fundador de la tradición, explica a su más cercano discípulo los puntos clave del camino espiritual.
Rinpoché enseñó de un modo cálido y cercano, utilizando anécdotas personales para ilustrar con algunos de los temas tratados con humanidad y honestidad. Su humildad y experiencias vitales dotaron al texto de vida y relevancia, inspirándonos a seguir su ejemplo y esforzarnos en la práctica del Dharma a pesar de todas las dificultades y contratiempos que nos traiga la vida.
Lo que sigue son los apuntes tomados de las enseñanzas impartidas por Rinpoché y algunas explicaciones complementarias a sus palabras.
Las cualidades de todos los Victoriosos
están reunidas en aquel
con conocimiento en abundancia, el magnífico Mañyugosha.
Tras postrarse a sus impolutos pies de loto,
La upadesha comienza con una alabanza a Mañyushri (Mañyugosha), el Buddha de la Sabiduría, en el estilo clásico de los tratados indios y tibetanos de alabar al Buddha o a los bodhisattvas como una forma de recibir sus bendiciones para desarrollar con éxito la tarea de escribir el texto.
para aumentar las virtudes propias y las de los demás,
uno debe escuchar con actitud respetuosa
el significado esencial de los discursos del Victorioso
condensados en una upadesha para ser estimada.
Una upadesha consiste en una síntesis de todas las enseñanzas budistas. Tanto los discursos que el Buddha dio durante sus 45 años de vida pública, como todos los comentarios que sus discípulos elaboraron en base a ellas están contenidos en su significado en este tipo de composición.
A pesar de ser inestable y carecer de esencia,
aparentando ser infaliblemente real,
samsara es como un platanero.
Debido a que el mundo anhela sus comodidades,
Samsara, o la existencia condicionada, es el estado mental en el que vivimos los seres no iluminados, y en el que no se puede obtener ningún tipo de felicidad duradera. El propósito de esta upadesha, como el de todas las enseñanzas budistas, es el de liberarse de todo sufrimiento y alcanzar una felicidad genuina y duradera.
aferrarse al “yo” y “mío”
da lugar a la tríada de la pasión, la agresión y la ilusión.
Por el orgullo, la envidia y el resto
de las aflicciones creando karma no virtuoso,
esta persona se ve atormentada,
igual que la madera es prendida por las llamas,
por el interminable sufrimiento de samsara,
dando vueltas en existencias dolorosas por tan largo tiempo.
Tenpa Guialtsen explica en estas dos estrofas los cinco niveles de causas del sufrimiento: el sufrimiento surge de las acciones y patrones (karma) no virtuosos, que a su vez están motivados por las emociones aflictivas, de las que la pasión (o apego), la agresión (o aversión) y la ilusión (o ignorancia) son sus tres representantes principales, los tres venenos.
Estas aflicciones, a su vez, vienen de nuestra exagerada preocupación por nuestro bienestar, el “mío”, que hace que el mundo se divida en “lo Bueno” (generando apego), “lo Malo” (generando aversión) y “Me Da Igual” (generando indiferencia, un tipo de ilusión). Finalmente, esta percepción distorsionada de la realidad se sustenta en el eje del “yo”, la noción errónea de que existe un “yo” separado, eterno e independiente de todo lo que le rodea. Así, como piezas de dominó cayendo las unas sobre las otras e iniciando un terrible fuego, se produce el sufrimiento que consume a los seres del samsara.
Aunque para mí quiero bienestar,
estoy abrumado por distorsiones, por lo que me empeño
en la causa del sufrimiento insoportable.
Y así, durante eras, las causas para lograr bienestar,
Con “sufrimiento insoportable”, Tenpa Guialtsen se refiere a los tres tipos de sufrimiento.
El primero es el sufrimiento del sufrimiento, llamado así porque es el tipo de sufrimiento más obvio y manifiesto: las enfermedades, el dolor, las injusticias, el hambre, etc.
El segundo tipo es más sutil: el sufrimiento del cambio. Este sufrimiento se produce como consecuencia del agotamiento de un placer o sensación agradable, en cuya ausencia la mente se revuelve y rebela, ansiando más y más, aún cuando no puede obtenerlo.
Finalmente, el sufrimiento que lo pervade todo, se refiere al sufrimiento más sutil —casi podríamos llamarlo insatisfacción—, que implica estar siempre atareados con decenas de quehaceres y obligaciones, no tener lo que queremos, encontrarnos con lo que o quienes no queremos, separarnos de lo que queremos y demás. También incluye todos los sufrimientos que están presentes en nuestra experiencia diaria, pero que debido a nuestro estado burdo de consciencia no percibimos. Un buen ejemplo de esto es el estar sentados: aunque parece que estamos cómodos, hay decenas de músculos en tensión trabajando, y aunque no lo percibimos, esto genera un sufrimiento.
que son las oportunidades para la virtud, también son arruinadas.
Forzado por multitud de diferentes deseos,
daño a mis padres y al resto de mis seres queridos,
así como a mis amigos,
y echo a perder mi propio gozo.
Incluso con aquellos que han sido amigos de confianza durante largo tiempo,
por una razón insignificante y sin una causa real,
pienso que está bien estar un poco enfadado.
El mayor problema de los apegos es que, por pequeños que sean, si no se controlan a tiempo dan lugar a una cadena imparable de más apegos y, por ende, de más acciones negativas. Como una chispa que inicia un incendio, todo apego debería ser cuidadosamente controlado para prevenir una escalada de daños mayores.
En resumen, hacienda que el estado no virtuoso incremente,
los compulsivos seres de samsara
no confían en el sagrado Dharma,
por lo que no tienen oportunidad para el gozo.
Siguiendo el razonamiento de las estrofas anteriores, de no neutralizar las acciones y emociones negativas a tiempo, estas dan lugar a más y más negatividad. El Dharma, el antídoto definitivo contra las emociones negativas, “corta” a través de las aflicciones y lleva al participante a experimentar el estado natural de gozo de la mente no afligida.
Sin estar apegado a las comodidades de samsara,
y actuando movido por su entusiasmo por la virtud,
uno vuelve firmes las raíces de la fe,
y después dedica la mente a la bodhichitta.
No solo las comodidades del samsara carecen de esencia, como los festines experimentados en un sueño; el deleite excesivo con ellas nos impide apreciar el Dharma. Si estamos demasiado ocupados disfrutando de los sentidos, ¿cómo vamos a recordar que los tres tipos de sufrimiento están aguardándonos a la vuelta de la esquina? Por ello, tanto Tenpa Guialtsen como Rinpoché recomiendan no acomodarse demasiado, establecernos claramente que nuestras prioridades son a largo plazo e implicarse en las prácticas de la mente de la Iluminación, la bodhichitta.
Sé concienzudo en la práctica de las dos acumulaciones,
ya que ninguno de estos seres errantes que igualan al espacio,
han sido los padres de uno,
han generado la mente para beneficiar a otros tanto como a sí mismos.
No solo el sufrimiento nos está aguardando a nosotros, sino también a todos y cada uno de los seres del samsara. ¿Y por qué deberíamos preocuparnos por ellos? Porque, debido a que el continuo mental no tiene principio, hemos tenido incontables renacimientos en el pasado. Tantos, que hemos necesitado incontables madres y padres que nos trajeran a este mundo en cada renacimiento. Todos los seres, por lo tanto, en un momento u otro, han sido nuestros bondadosos padres y madres, aunque lo hayamos olvidado. Y ahora están en una situación igual o peor que nosotros, atrapados por el egocentrismo y sin acceso al precioso Dharma.
Como burbujas en el agua
que han caído en las fauces del cocodrilo de la impermanencia,
han sido masticados por el sufrimiento por tan largo tiempo.
por los dientes afilados del karma no virtuoso,
Siendo consciente de esto una y otra vez,
aunque las comodidades de esta vida son abundantes,
son como ladrones robando nuestras riquezas;
sin nunca tener autocontrol,
aunque haya experimentado momentos lindos en el pasado,
al recordarlos, son similares a las cosas
en un sueño que es soñado
Piensa, “los amigos, enemigos y neutros son así”.
Debemos reflexionar sobre estas palabras y meditar en su significado, la impermanencia, una y otra vez. Cuando llegue el momento de morir, no será posible sobornar con nuestras riquezas a la Muerte para que nos deje llevarnos algo con nosotros, o para que conceda una prórroga a nuestra vida. Así, y como ni las riquezas ni los seres —amigos, enemigos o neutros— dan una felicidad duradera, es necesario cambiar nuestra manera de relacionarnos con ellos a través de la meditación constante en la impermanencia.
Con la compasión por los seres tan grande como un lago en verano,
inspirando la mente desea el supremo bodhi,
uno trabaja por el beneficio propio y de otros con fervor
en el estudio, la contemplación y la meditación para lograr la maestría.
Escuchando el profundo Dharma de amigos virtuosos,
recuerda su significado como corresponde.
Entrando en absorción sobre el significado de lo contemplado,
genera las tres sabidurías. Para el camino hacia esto,
arranca de raíz los oscurecimientos y sus propensiones.
Una vez que la mente ha desarrollado una comprensión intuitiva y experiencial respecto a la transitoriedad de todo lo mundano, la mente busca de manera natural la práctica del camino espiritual y el logro de la felicidad suprema, la perfecta Iluminación. Para ello, el camino (y el resultado) consiste en la práctica de beneficiar a otros tanto como a uno mismo. Con este fin, uno debe implicarse en la generación de las tres sabidurías, que se originan del estudio y escucha de enseñanzas de un maestro o amigo espiritual genuino; la sabiduría que nace de la reflexión sobre su significado; y la sabiduría que nace de la meditación en la que la mente se familiariza una y otra vez con la experiencia intuitiva del significado de la enseñanza.
Hasta esta estrofa, la upadesha cubre los temas fundamentales referidos a la etapa inicial de generación de renuncia e interés por el camino espiritual, y la generación de la mente de la Iluminación, la bodhichitta. Las estrofas restantes se centran en las prácticas para cultivar la bodhichitta hasta culminar en el logro de la completa Iluminación. Pero eso, tal y como Rinpoché apuntó con una sonrisa al terminar la sesión de enseñanzas, será materia para un futuro reencuentro que, esperamos, sea muy pronto.